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Ryle Allen.


Cale no había vuelto después de tres días. Y en esos tres días, pude sentir las peores emociones que jamás había sentido con tanta intensidad; la ira, el odio, y la necesidad de derramar sangre.

Me había sentido incómodo durante todos esos tres días, e incluso pude sentir cómo Cale intentó deshacerse de la marca, pero falló. 

Extrañamente, esos síntomas se habían aliviado hace una hora.

Eran como las diez de la noche mientras una fuerte y repentina lluvia caía. Me encontraba en su sala de estar leyendo un libro que había encontrado en su estantería. Tenía libros muy buenos e interesantes e incluso me sorprendí cuando vi unos pocos de romance.

Cuando escuché la puerta ser abierta, me levanté con rapidez para pedirle que me quite el collar y me entregara mi celular.

Pero al verlo me quedé completamente helado.

Su cabello estaba completamente mojado por culpa de la lluvia, su camisa blanca estaba cubierta de sangre y su rostro tenía algunas gotas salpicadas. Tenía grandes ojeras debajo de sus ojos que se miraban agotados. Lo observé por completo y entonces miré sus puños apretados, mallugados y manchados de sangre. 

Parecía estar fuera de sí. Elevó su mirada y cuando se encontró con mi mirada sorprendida, soltó una leve sonrisa.

―Parezco un monstruo, ¿no es así? ―preguntó mirándose a sí mismo.

―¿Qué... sucedió? ―pregunté con cuidado.

―... ―se quedó en silencio unos momentos―. Si te digo que mate a alguien, ¿me creerías? ―preguntó mientras se acercaba arrastrando los pies, notándose cansado.

Tragué duro. Después de que me secuestro así, estaba seguro que Cale era capaz de hacer lo que fuera. 

Yo sí creía que Cale era capaz de hacer lo que sea, pero tenía miedo de dar una respuesta concreta. Cale se detuvo a un pocos centímetros cerca de mi rostro.

―No lo sé ―respondí en un tono bajito.

El soltó una leve sonrisa, y entonces cruzó sus manos detrás de mi cuello, para después juntar nuestros labios en un beso. Fruncí el ceño, mientras sentía su lengua dentro de mi boca. 

Fue cuestión de milisegundos cuando comencé a seguirle el ritmo, y el aroma a sandía comenzaba a hacerse más fuerte, opacando el aroma de la sangre.

Entonces, sin aviso alguno, Cale se separó de mí repentinamente y entonces escuché el sonido de un "click", y me sacó el collar.

―Se me había olvidado decirte que el collar se podía quitar con un simple botón ―sonrió de manera traviesa. Lo miré con odio―. Divertido, ¿no lo crees? ―preguntó burlándose.

―Imbécil ―susurré, mientras apartaba la mirada, ¿por qué no había intentando quitarlo antes? 

De pronto sentí que él calor en mi cuello y orejas.

―¿Te sonrojaste? ―escupió mofándose―, ¿te sientes avergonzado? ¡Dios, tus orejas estás tan rojas como las nalgas de un mandril! ―soltó mientras se carcajeaba y tomaba mi mano izquierda.

―¿Por qué demonios tienes que hacer esto? ―pregunté mientras evitaba su mirada, sintiéndome aún más avergonzado.

―¡Wow! ¡El color incluso se fue a tu rostro! ―señaló.

―¡Mieda, Cale! ¿¡Por qué no me puedes dejar en...

*Click*

―... paz? ―solté confundido. Voltee a ver a mi mano, y entonces pude ver un extraño brazalete―. ¿Qué es esto? ―pregunté.

Got Ya (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora