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Ryle Allen.


Después de un largo y silencioso camino hacia mi departamento, me quedé parado fuera de la puerta por unos segundos, pensando en externalizar una duda que comenzó a surgir mientras estábamos a la mitad del camino.

―¿Por qué demonios sabes mi dirección? ―pregunté molesto, mientras habría la puerta de mi departamento.

Nunca le había dicho mi dirección, y además, nunca preguntó por ella, simplemente comenzó a conducir como si me hubiera visitado múltiples veces.

―Bueno, cuando elijo a mis compañeros, me aseguro de saber un poco más acerca de ellos ―respondió entrando después de mí.

Lo miré con molestia.

―¿Qué es lo que sabes?

―Lo básico ―se encogió de hombros mientras me mostraba una sonrisa socarrona.

Solté un suspiro.

―Sabes de mí, pero yo no sé nada de ti ―contesté mientras caminaba hacia mi habitación.

―¿Qué es lo que quieres saber? ―preguntó mientras se asomaba por la puerta.

―Lo básico ―le respondí con una sonrisa de medio lado.

El soltó una leve risa y entonces se dejó caer en mi cama y soltó un suspiro.

―Mi madre intentó matarme una vez, y hace años que no hablo con mi padre ―me congelé mientras sacaba una mochila debajo de mi cama.

―¿Qué? 

―Me quitaron todo, y pienso matar a mi madre por haberse metido conmigo ―se levantó y me miró con seriedad.

Por alguna razón, esperaba que lo que me estaba contando fuera una mentira, porque si era verdad, entonces yo quedaría como testigo.

―¿Estas bromeando?  ―cuestioné tratando de encontrar algún gesto que me indicara que solo estaba tratando de asustarme.

El rio levemente y entonces tomó mi rostro entre sus manos, y con su cálido aliento susurró sobre mis labios.

―No, no estoy bromeando ―me dio un breve beso en los labios―. Estoy dispuesto a matar a quien quiera que se meta con lo que es mío ―me miró directo a los ojos, hablando con decisión―. Eso aplica contigo también, si alguien se atreve a hacerte daño, lo mataré ―me dejó un cálido beso en la frente―. Te espero afuera ―anuncio y entonces se levantó y desapareció.

Me dejé caer al piso.

¿Qué demonios había sucedido? 

¿Y por qué demonios mi corazón latía con tanta rapidez? Apreté mis labios.

No, no podía ser eso, ¿o sí? Soy muy joven para sufrir de taquicardia. 




Una vez terminé de empacar lo necesario, salí de mi habitación y me encontré con Cale, quien estaba mirando las fotos que tenía en la sala.

―Tu madre, ¿siempre ha sonreído así? ―preguntó sin quitar la mirada de la foto.

Dirigí mi mirada a aquella foto, y entonces suspiré mientras una sonrisa se escapaba de mis labios.

―Sí, siempre ―contesté tomando la fotografía en mis manos.

―¿Tuvo un hijo antes de ti? ―preguntó mirándome a los ojos.

Got Ya (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora