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Ryle Allen


Cuando terminé mi turno en la cafetería, me regresé de inmediato al departamento, sintiendo una presión en mi pecho. Probablemente era por la plática que había tenido con mis padres acerca de mi relación con Cale hace unos pocos días. Ellos querían que lo llevara a la casa, pero la realidad era que tenía miedo de recibir una respuesta negativa por parte de Cale.

Si bien habíamos acordado llevar una relación seria y formal, no sabía si el conocer a mis padres en ese sentido, lo ahuyentaría.

Al llegar a la puerta de departamento, sentí un tono amargo en el aroma de Cale, que encendió alarmas dentro de mi cerebro.

Preocupado, me apuré a entrar al departamento, invadiéndome un olor amargo proveniente del cuarto que compartía con Cale. Subí las escaleras apresurado y abrí la puerta sin pedir permiso.

Me encontré a Cale sentado en el suelo de la habitación, con una botella de vino en la mano.

―¿Cale? ―llamé su atención, pues al parecer no se había dado cuenta que yo había llegado.

―¿Huh? ¿Ryle? ―Cale volteo detrás, y entonces me sonrió levemente. 

Noté en sus mejillas un rastro de lágrimas, sus ojos estaban hinchados, llorosos y rojizos al igual que su nariz y mejillas

―¿Qué demonios sucedió? ¿Qué te hicieron? ―lancé mi mochila lejos, y me acerqué, para dejarme caer junto a él.

―Yo... ―se mordió los labios.

No iba a poder hablar en ese estado, así que decidí abrazarlo contra mi pecho.

―Tranquilo, espera un poco y después me dices, ahora solo necesito que te calmes, ¿de acuerdo? Aquí estaré a tu lado ―le susurré despacio.

Al final, Cale terminó abrazándome de vuelta, mientras soltaba pequeños sollozos. Note que intentaba llorar en silencio, pero decidí no meter presión. Al paso de algunos minutos, la intensidad de su llanto fue calmándose, y entonces se quedó en silencio unos minutos, sin apartarse de mi.

―Ya estoy mejor ―susurró con voz ronca.

―¿Quieres que te suelte? ―pregunté.

―No ―respondió en seguida.

―De acuerdo, no te soltaré ―le respondí dándole un beso en su cabeza―. ¿Deseas contarme qué te pasó? ―decidí preguntar, después de haber pasado por todo ese llanto.

―Me acabo de enterar que quien me parió, no fue mi madre, sino, el secretario ―respondió calmado.

Así que había sido eso.

―¿De verdad? ―pregunté confundido. Preferí pretender que no sabía del tema, al final de cuentas, no era algo de lo que debía de haberme enterado, había sido solo un accidente.

El asintió.

―Todos los años que sufrí de abuso por parte de esa señora, creyendo que ella era mi madre, esperando un poco de calidez de su parte... ―soltó una risa dolida―. Nunca fui su hijo, por eso intentaba matarme. No me mato cuando todavía era un cachorro, solo porque con mi existencia, no dejarían que padre se divorciara... ella me robó de los brazos de mi verdadero padre, y le hizo creer que su hijo había muerto ―explicó―. Por culpa de esta señora, padre me odió toda su vida, e hizo caso omiso a los abusos que recibí por parte de ella... ¿pero sabes qué es lo que más me molesta?

Me quedé atónito, aunque ya me había dado una idea de las cosas que Cale había tenido que pasar, el escucharlo decirlo se sentía diferente, y hacía que mi pecho doliera, ¿Había sido eso lo que lo llevo a convertirse en la persona que es ahora?

Got Ya (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora