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Ryle Allen.

Nacer como alfa u omega, para muchos significaba pertenecer a una familia de poder, o al menos crecer con privilegios y acostumbrarse al poder; y si eras de los pocos dominantes que quedaban en el mundo, eras envidiado y codiciado.

Pero eso no aplicaba para mí.

Desde el momento en que nací fui abandonado por mis padres, dejándome en la calle al borde de la muerte, hasta que los del orfanato me encontraron. Cuando crecí, y me manifesté como alfa dominante a tan solo trece años, solo fue el inicio de una pesadilla.

Me había tocado nacer como un alfa dominante, pero no tuve aquellos privilegios que la mayoría encuentra.

No podía controlar mis feromonas, por lo cual había provocado demasiados accidentes, que casi le costaba la vida a los demás viviendo en el orfanato. Todos me odiaban y temían, nadie me hablaba. Ahí fue cuando decidieron encerrarme en el sótano, para evitar poner a todos en riesgo, mientras me medicaban a tal punto que no sabía reconocer cuándo estaba soñando y cuándo estaba despierto.

Hasta que en mi cumpleaños número dieciséis, dos ángeles llegaron a sacarme de ese lugar húmedo, encerrado y sucio. 

Ángela y Mike Allen, una pareja de betas que no podían concebir, decidieron adoptarme a mis dieciséis años.

 Aun recuerdo cómo Ángela lloró al verme, y me abrazó con fuerza contra su pecho. Era la primera vez que recibía este tipo de calidez en los años que llevaba con vida. No entendía por qué preferían adoptarme a mí, y no a alguien más pequeño, como es lo usual. 

Ellos me dieron educación, e incluso me compraron de la mejor medicina para poder ayudarme a controlar las feromonas, que aunque no era 100% eficaz, me ayudaban a tener una vida normal.

Desde ese momento en adelante, decidí hacer lo necesario para hacerlos sentir orgullosos de mí, y que no se arrepintieran de haberme escogido.

Fue así que decidí entrar a la carrera de administración, pues el sueño de mi madre era tener un café, donde pudiera vender los postres que ella y yo cocinábamos, acompañados de los deliciosos cafés que mi padre preparaba. 

Pero mi madre se enfermó de cáncer antes de siquiera poder cumplir ese sueño. 

Ahora solo me quedaba estudiar y trabajar para poder ayudar a pagar el tratamiento de mi madre. Aunque ambos me habían dicho que no hacía falta, y que solo me dedicara a mis estudios, sabía que con lo que ganaba podía ser de gran ayuda, así que decidí seguir.

Gracias a eso, no me daba tiempo de siquiera socializar, además, estaba acostumbrado a estar solo, pero últimamente mis feromonas solían descontrolarse por culpa del estrés, así que con más razón, las personas preferían evadirme.

Excepto aquél beta de cabello azul, Adriela (la alfa con la cual había hecho equipo), y extrañamente, ese alfa que tenía frente a mí.

―Entonces, ¿tu eres Ryle? ―preguntó aquél extraño alfa, mirándome con una sonrisa que hacía que sus ojos desaparecieran.

Di un paso hacía atrás, y asentí. Después, miré mi celular, y recibí un mensaje de Adriela avisándome que iba a llegar tarde. Solté un suspiro.

―Sí... Adri va a venir más tarde ―hablé sin mirarlo―. Si quieres puedes irte, yo avanzaré con la investigación.

Me di la vuelta para irme, pero entonces el me detuvo de los hombros, y entonces me miró con la misma sonrisa, pero ahora parecía irritado.

―No sé por quién me tomas, pero no soy ese tipo de persona ―borró aquella sonrisa, para mirarme con seriedad―, te ayudaré para avanzar rápido.

Lo miré y entonces asentí levemente.

―Uhm, de acuerdo ―acepté y después me rasqué la nuca―, ¿vamos al café en el que habíamos quedado? ―pregunté, ahora mirándolo a los ojos. 

Sonrió de lado.

―Vamos ―se dio la vuelta y entonces comenzó a caminar―, pero hay que asegurarnos que esto no sea algo usual, nosotros estamos cumpliendo, ella debería de hacer lo mismo, ¿no crees? ―me preguntó.

Tragué duro. No pude explicarle que en realidad Adri llegaría tarde porque tenía que trabajar... probablemente malinterpretó las cosas.

―Claro. 

Sonrió complacido.

―Muy bien.

¿Por qué se portaba de esta manera? Generalmente los alfas con los que había tratado, no les gustaba convivir conmigo, siempre había tenido conflictos, y no es como que me gustara buscarlos, pero supongo que era una reacción esperada.




Adri había llegado unos momentos después, y se había disculpado, explicándole a Cale acerca del porqué no había llegado temprano. Ahora ella se encontraba en el baño, y Cale y yo éramos los únicos en la mesa. 

Mientras realizábamos la investigación para la tarea, me había sorprendido de lo fácil que era trabajar con Cale, en la superficie, parecía una persona difícil de lidiar, pero en realidad era alguien demasiado diferente. 

Aquello me hacía sentir un poco más aliviado, y me aligeraba el corazón. Agradecía que hubieran buenas personas ahí afuera, capaz de aceptar las diferencias de otras personas.

―Entonces, espero que no suene grosero ―habló una vez llegaron nuestras bebidas.

Despegué mi mirada de la laptop.

―¿Qué sucede? ―pregunté tomando mi café americano frío, y darle un sorbo.

―Pude notar que tus feromonas son más fuertes de lo normal, ¿sucede algo? ―pude notar su cuidado en el momento en cuanto preguntó.

Comencé a preocuparme, ¿acaso mi aroma se había intensificado? Pero si había tomado mi medicina antes de salir. Miré a mi alrededor, y pude sentir algunas miradas sobre mí.

―Lo... lo lamento, creo que será mejor que me vaya ―iba a levantarme, pero el me tomo de la muñeca.

―Tu aroma está bien, es solo que en la primera clase, noté que tu aroma era... un poco intenso ―me trató de tranquilizar.

No podía tranquilizarme.

―Pero todos...

―Créeme, todo esta bien ―habló calmado, colocando una mano sobre mi hombro.

Y entonces asentí y volví a mi asiento.

―Lo siento ―me disculpe, probablemente lo había hecho sentir incómodo―. Sí, desde que me manifesté, siempre he tenido problemas con mi feromonas ―contesté con la mirada baja.

―Ah... ¿será porque eres un alfa dominante? ―preguntó interesado.

Me encogí en mi lugar.

―... No sé ―la incomodidad comenzaba a aumentar, ¿no podíamos regresar al trabajo?

Adri se acercó a nuestra mesa con una sonrisa.

―¿Y cómo van? ―preguntó―, mientras estaba en la compañía, avancé la presentación sobre la información que Ryle me mandaba, se las enviaré por correo ―avisó la chica.

―Gracias ―agradecí. Adri asintió en respuesta

Pero no solo agradecía por su ayuda, sino porque ella había llegado en el momento oportuno, no sabía cómo hacer para cambiar de tema. Hablar sobre mí era algo que me parecía difícil e incómodo, porque todos siempre querían algo de mí. 

Y podían llegar a hacer todo tipo de cosas.

―... Bueno, te acabo de mandar parte mi investigación, me avisas si te parece bien ―habló Cale, con una pequeña sonrisa.

Comencé a respirar con tranquilidad.

―De acuerdo.

Got Ya (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora