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Ryle Allen


Abrí los ojos e inconscientemente miré hacia mi costado, pero Cale no estaba. No sabía cuántas veces me había despertado de esta manera. Nunca conseguía poder dormir de manera seguida, y cuando despertaba, instintivamente, buscaba a Cale.

Apenas habían pasado dos meses desde la desaparición de Cale, y un mes desde que entre en razón. Y mi pecho se seguía sintiendo vacío. 

―Ryle, tienes que comer ―pidió mi mamá, mientras me miraba desde la entrada de la habitación con una bandeja de comida, que dejó en el buro de al lado.

Sabía que tenía que comer, pero realmente, no podía pasar nada. Me giré para evitar su mirada, no quería enfrentarme con su mirada de llena de lástima.

―No puedo ―respondí desganado―. De verdad, no puedo hacerlo ―mis ojos estaban llenos de lágrimas.

No solo Cale había desaparecido, también lo había hecho el doctor Trévne. 

Antes de irse, me aviso que mi aroma había vuelto a la normalidad gracias a la marca que había compartido con Cale. Cale no solo había dejado el departamento a mi nombre, también se había encargado de curarme. Pero, preferiría seguir sufriendo esa maldita condición, con tal de mantenerlo a mi lado.

―Ryle Allen, sé que es duro por lo que estás pasando, pero eso no es lo que Cale querría que hicieras, le dolería verte así ―mi mamá habló firme.

Pero su comentario me hizo enojar. Justo ahora estaba siendo dominado por mis sentimientos, y simplemente no podía soportar ese tipo de comentarios. Todas las personas que entraban por esa puerta, decían lo mismo. Ya estaba harto de escuchar siempre lo mismo. 

Me deshice de las cobijas que me mantenían pegado a la cama, y camine enfurecido parándome frente a ella.

―Entonces que se sienta culpable, él me hizo de esta manera ―le sostuve la mirada, la cual mi mamá mantuvo sin miedo―. El me hizo dependiente a él, tiene que tomar responsabilidad de lo que hizo ―señalé―. ¡Y claro que no lo entiendes, porque solo eres una simple beta! ―vociferé molesto.

Pero cuando vi la mirada herida de mi mamá, instantáneamente mi enojo se esfumo. ¿Por qué tenía que desquitarme con mi madre de esa manera? No, no era mi intención. Mi cuerpo comenzó a temblar levemente con miedo.

―... Voy a dejarte a solas, espero que logres calmarte ―habló tranquila, dándose la vuelta.

Rápidamente fui detrás de ella y la abrace por la espalda. 

¿Cómo pude hacerle eso a ella? Cuando lo único que he recibido fue amor sincero y protección, ¿por qué mierda me comportaba de una manera tan asquerosa? Tenía miedo de convertirme en un monstruo, no quiero ser así.

―Lo siento, lo siento mucho ―susurré arrepentido―. Sabes que eso no es lo que pienso de ti, es solo que... ―me mordí el labio inferior.

Mamá soltó un suspiro y se giró a verme.

―Lo sé, cariño ―tomó mi rostro entre sus manos―. Pero no puedes vivir de esta manera por mucho tiempo, quizá Cale sigue vivo por ahí, mientras trata de protegerte de esa señora o quizá... murió ―la miré herido―. Tienes que seguir viviendo por él, hijo ―ella limpió mis lágrimas y entonces dejó un cálido beso en mi mejilla―. Te dejaré en paz solo hoy, para que puedas pensar mejor las cosas, ¿de acuerdo? Pero mañana, me vas a ayudar a sacarte de ese agujero, ¿entendido? 

Ella era un ángel, sabía gran parte de nuestra historia, más no sabía cómo había comenzado nuestra relación. Mi mamá era una persona con la cual podía apoyarme. No debía de ventilar mis sentimientos hacía ella, no era justo.

Got Ya (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora