4. Un nuevo día

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Era sábado, Gun despertó sintiendo que algo saltaba y chillaba sobre su espalda

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Era sábado, Gun despertó sintiendo que algo saltaba y chillaba sobre su espalda.

—Rome! —se quejó con voz adormilada, un poco congestionada, y se levantó de mala gana. Los efectos del sedante habían pasado y el perrito se encontraba mucho mejor. En cuanto Gun abrió la puerta de su habitación salió disparado como alma que lleva el diablo —oh mierda!!! —Gun comprendió porque estaba inquieto, el pequeño salchicha había estado aguantando para no hacerlo dentro de la casa.

Bajó corriendo por las escaleras y abrió la puerta principal para que Rome pudiera salir y hacer sus necesidades en el jardín, dirigiéndose de inmediato a la parte trasera de se casa y Gun aprovecho para dejar comida en su plato, cambió el bebedero y preparó café para él, y así poder empezar su día.

Rome regreso dando saltitos altaneros con cara de felicidad absoluta, atacando su plato de comida en cuando lo vio. Mientras tanto Gun, regresó a su habitación con el café en la mano, dejó la taza en el escritorio nuevo y abrió la ventana para que el aire fresco ingresara a la habitación.

Su pantalón había caído más de la cuenta, dejando ver su abdomen y la V perfectamente dibujada debajo de la pretina. Aún estaba somnoliento, se desperezó haciendo estiramientos de cuerpo y finalmente sobó sus ojos los puños cerrados. Notó que más allá había una ventana polarizada totalmente cerrada. No le dio mucha importancia, miró abajo y vio a Rome inspeccionando su nuevo hogar a la vez que marcaba territorio, se puso una remera, tomó un sorbo de su café y terminó de desempacar algunas cajas, en las que tenía su computadora y todo el contenido electrónico que lo complementaba. Debía empezar a trabajar.

Pero había algo que Gun ignoraba por completo, y era el hecho de que detrás de esa amplia ventana polarizada se encontraba un chico que había pasado la noche en vela, fantaseando con su cuerpo y que había quedado sin aliento, cuando lo vio abrir la ventana hacía unos minutos.

Off estaba volviendo del baño y pudo observarlo detrás del polarizado, parecía como si lo estuviera viendo directamente a los ojos, se veía tan sexy con el cabello alborotado... tan o más atractivo que la noche anterior.

Se relamió los labios y se obligó a recordar como volver a respirar.

—Uff esto... hace calor —se quejó en voz alta, mientras regulaba el aire acondicionado y se mordía fuertemente el labio recordando cada curva de su atractivo vecino. Y sin demora, algo duro empezó a molestarlo dentro de su pantalón— Ay noooo, quiero dormir un poco más. —Lloriqueó como un niño— pero... también quiero pasar mis labios sobre toda esa apetitosa y tentativa línea V. —esta vez, susurró bajito e hizo un puchero, apretó su pantalón de chándal volviendo al baño para darse otra ducha fría.

»Una bola de pelos con patas entró en la habitación de Off sacándolo de su acalorada fantasía.

—Pick! —El perrito ladró en cuanto lo escuchó exigiendo su comida— lo siento... te descuidé, vamos te voy a dar tu desayuno —lo alzó en sus brazos haciéndole cariños— ¡es culpa del nuevo vecino! ¿Quién le mando ser tan caliente? —se quejaba mientras bajaba por las escaleras dirigiéndose a la cocina.

Mi razón de vivir - H.A #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora