Epílogo

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Gun montó una clínica veterinaria, haciéndose conocido rápidamente

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Gun montó una clínica veterinaria, haciéndose conocido rápidamente. La gente depositaba toda su confianza en él al dejarle a sus adoradas mascotas. El joven veterinario tenía algo especial que hacía que los animales estuvieran tranquilos, recibiendo sus cuidados y mimos. Había descubierto lo relajante y estimulante que era dedicarles tiempo, y lo mucho que le ayudaba a olvidar su pasado, cuando cuidaba de esos pequeños seres inocentes, cuyo propósito en la vida era solo dar amor.

Off, fue nombrado gerente general de una importante entidad internacional, estaba orgulloso de lo que había logrado, pero no estaba contento con la vida que estaba llevando. Pasaba mucho tiempo de su vida trabajando, llegaba a su casa demasiado tarde y cansado, y despertaba antes que Gun, le daba un beso y se perdía otra vez en pilas de trabajo.

Gun intentaba esperarlo despierto pero terminaba dormido en el sofá o con la cabeza recostada sobre la mesa de la cocina con una taza de café al lado, preparada para tratar de mantenerse despierto.

Tuvieron momentos en que como toda pareja joven, discutían por cosas irrelevantes, pero siempre se solucionaban con comunicación y sexo placentero de reconciliación, eso no había cambiado en cinco años. O al menos, aun no, porque las cosas empezaron a empeorar cuando los viajes de negocios exigían la presencia de Off, llevándolo a dejar el país, durante varios días.

Aunque siempre trataba de mantener el contacto, por videollamadas. Gun estaba odiando todo eso, tenían todo el dinero del mundo, no había necesidad de trabajar de esa forma, todo lo suyo también era de Off, pero callaba sus quebrantos porque eran los logros de su novio y él lo respetaría y aunque no estuviera a gusto, le aplaudiría, siempre.

Pero... cada vez se sentía más solo, a Off le costaba prestarle atención a pesar de que se esmeraba. Ni siquiera podían terminar de ver una película juntos porque siempre se quedaba profundamente dormido con la cabeza recargada en el hombro de su novio.

 Ni siquiera podían terminar de ver una película juntos porque siempre se quedaba profundamente dormido con la cabeza recargada en el hombro de su novio

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Gun metió en el microondas la comida instantánea para calentar su cena. Habían pasado tres semanas desde que Off salió de viaje nuevamente, acarició al gatito sin cola que había rescatado de la calle, y se agachó para acariciar las cabecitas de Rome y Pick, la máquina hizo un pitido retumbando por toda la casa, anunciando que la comida ya estaba listo.

Mi razón de vivir - H.A #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora