8. Decidido

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Gun se dio un largo y relajante baño, tratando de calmar los dolores de su entumecido cuerpo

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Gun se dio un largo y relajante baño, tratando de calmar los dolores de su entumecido cuerpo. Después de regresar de la casa de Off, se sentía destrozado. Él solo quería amar y ser amado; pero a cambio se sentía vacío. Quería sentir que su cuerpo era envuelto en cálidos abrazos, quería sentir las miradas cómplices y rizas traviesas, quería amanecer con alguien a su lado, quería tener un poco de todo esos gestos cursis que solía ver en las películas.

Llevaba mucho tiempo así y no podía evitarlo: A sus once años presenció cómo su violento padre bajo los efectos del alcohol golpeó brutalmente a su madre hasta dejarla inconsciente. Y desde esa noche nunca más la volvió a ver. Y a los catorce, con la compañía de la tétrica soledad, enterró a su hermana y nunca más recibió un abrazo.

Entonces, ahora, estaba hambriento de amor.

Cerró los ojos y liberó algunas lágrimas silenciosas, el nudo que se formaba en su garganta lo estaba estrangulando. Si Rome no estuviera en su vida, hace años que se habría dado un tiro. Ese pequeño cachorro se había convertido en su razón de vivir, porque él mismo no se quería.

Tomó una pastilla para dormir y otra para el dolor corporal y se fue a la cama... ya por la mañana arreglaría la mierda con su padre, total él pensaba que "el muy imbécil es fácil de manipular".

Se acostó en su suave cama, y su cuerpo se lo agradeció, no se había dado cuenta de lo cansado que estaba, hasta ese momento. Una mezcla de cansancio y dolor le calaba los huesos.

Rome apareció con su pelota de tenis en la boca, meneando la cabeza para que se levantara y jugaran un rato. Él lo atrajo a su cama y lo abrazó junto a su pecho.

—Prometo que mañana jugaremos... y si quieres cantamos —susurró dejándose llevar por los efectos de la pastilla.

 y si quieres cantamos —susurró dejándose llevar por los efectos de la pastilla

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Estaba muy desilusionado y sentía mucha impotencia. Se quedó detrás de la grande y oscura ventana de su habitación, solo mirándolo, dolido.

Su cuerpo, mente y corazón querían lo mismo, a él, al chico que lo había rechazado hace tan solo un par de horas. Cuanto más lo conocía, más era su necesidad de tenerlo. Pero no iba a cuestionar la decisión de Gun. Estaba seguro que sus sentimientos eran correspondidos no había duda en ello.

Mi razón de vivir - H.A #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora