23. Jugada final

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El desfile dio comienzo. Los asistentes estaban encantados con la nueva colección de la empresa de moda Colucci. La prensa ofrecía imágenes en directo del evento y las reseñas de personalidades importantes del mundo de la moda y la belleza no se hicieron esperar. Estaba siendo todo un éxito, tal y como habían precedido.

Tocaba el turno de la colección de novia. El ambiente tras la pasarela era caldeado. El problema parecía no haberse solucionado y los nervios estaban a flor de piel.

- Y digo yo... - habla Marizza. – Si no sale un vestido, tampoco pasa nada.

- Es EL VESTIDO Marizza – grita Mía enfurecida.

- Eh, te me bajás los humitos o te los bajo yo - le amenaza la rebelde. 

- ¡Qué difícil es ser yo!

Gruñe molesta y se marcha hacia las modelos. Le sigue Felicitas y Vico.

- No sé cómo la aguantas Manu – niega con la cabeza Luján.

- Es... Es algo complicada, pero yo la amo – dice Manuel sin dejar de mirar a Mía hasta que la pierde de vista. - ¿Preparada para tu actuación estelar Marizza?

- No y no me lo recuerdes – dice un poco nerviosa frotándose las manos.

- Oye, ¿Pablo no viene? – pregunta Marcos.

Luján y Marizza se miran cómplices. ¿Qué podían decir?

- Estará al llegar – se adelanta Luján. – Marizza deberías retocarte el peinado, dale vamos

Ambas desaparecen quedándose a solas Manuel y Marcos. Se miran el uno al otro y se encogen de hombros. Aprovechan para mirar tras la cortina el pase de modelos. Estaba por finalizar la colección de novias y probablemente Mía y sus amigas no hayan encontrado ninguna solución a ello. 

En cambio, se equivocaron. 

En ese instante, apareció en pasarela el vestido sin dueña.

Manuel abrió los ojos desmesuradamente. 

Mía se había puesto el vestido y era objetivo de cada cámara. La gente le fascinaba aquella imagen y no era para menos. Era la hija del dueño de una de las empresas más importantes de la moda llevando lo que es el vestido de la noche por excelencia. 

El vestido le quedaba como un guante. Era un vestido de escote corazón con pedrería en el corpiño y transparencias. La cintura estaba adornada por una cenefa de raso en color crudo y partiendo de ella salía un tul delicado, pero nada pomposo. Era, sin duda, el vestido de la noche y Mía lo lucía espectacular.

La desenvoltura que tenía a la hora de desfilar era notoria. Se notaba que la chica se había criado en ese mundo y lo hacía como toda una profesional.

Franco la miraba orgulloso y Manuel no podía enamorarse más. Sin duda, Mía había salvado el evento.

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❤ Por tí ❤       //Secuela Elite Way School 5º Año// .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora