7. Ahora o Nunca

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Dejé la joda en cuanto vi marcharse Marizza.

La mayoría aún mantenía la broma y las ganas de continuar con aquel juego, excepto Mía que me observaba de manera amenazante. Me había comportado como un estúpido y no sabía bien por qué o sí.

Me había pillado totalmente desprevenido que Marizza aceptara el desafío, pero aún más el hecho de que me dijera todas aquellas palabras olvidándose de todos y de todo. Abriendo el corazón de par en par.  Mostrando todos sus sentimientos. Al contrario de míh. 

Definitivamente soy un estúpido.

Me disculpé con los chicos y salí en busca de ella. Salí al exterior de la residencia de los Escurra, pero no había ni un solo rastro de Marizza. Se había ido. 

Resoplé y arrepentido de mi actitud me di vuelta para regresar con mis amigos, aunque las ganas de joda se habían esfumado por mi parte.

La imagen de Mía cruzada de brazos no llegó a sorprenderme. Sabía que me tocaba alguna reprimenda y no me iba a oponer a ello. Me lo había ganado.

- La vas a dejar ir ¿no?

- Se ha ido, no puedo hacer nada – le dije.

- Búscala. – me ordenó. – Se lo merece o ¿me lo vas a negar después de lo que te ha dicho?

- No va a querer verme

- ¿Y? Nunca ha sido fácil. ¿O te crees que te iba a recibir con los brazos abiertos desde el primer momento en que te vio? – ironizó.

- Ya sé Mia, pero...

- Nada de peros, Pablo. – me cortó. – Estos años han sido muy difíciles para ella.

- Lo sé y creo que estoy pagando por ello.

- Pues no seas idiota y no la compliques más – me aconsejó.

- ¿Y qué hago?

Mía suspiró y rodó los ojos.

- Pablo ya somos grandes. Le debes una disculpa. – me recordó. – Ve allá y aclará las cosas. Encarala y si no le gusta que reviente. 


Hice caso a Mía, pero las fuerzas que me empujaron a llegar hasta la casa de los Colucci-Rey disminuían a medida que mi dedo se decidía en tocar el timbre de aquella puerta blanquecina que separaba el que posiblemente podría ser la mejor noche de mi vida o la mayor derrota que afrontar.

Había sido muchos años esperando este momento y nunca me lo había imaginado de esta forma. Siempre había pensado cuál sería el momento perfecto, incluso pensé en el lugar, pero para nada se asemejaba con esta noche de locos.

No me quedaba otra. Por mis miedos a escuchar sus sentimientos y el dolor que me suponía el saber todo lo que había sufrido por mi culpa, me comporté como un estúpido y eso hizo empeorar todo. No hacía nada bien, soy un autentico cagón.

La puerta se abrió de repente por sorpresa para mí. Era la mucama de la casa. Me miró dubitativa por mi presencia.

Ahora o nunca.

- Buenas noches, soy un amigo de Marizza – me presenté ofreciendo mi mano a modo de saludo. La mujer estrechó su mano con la mía. - ¿Está acá?

- ¿La señorita Andrade? – asentí ante su pregunta. – Si, pero creo que no es momento de visitas. Ella me dejó claro que no la molestaran.

- Eh... Soy un muy buen amigo de ella. Necesito verla, por favor – le supliqué sosteniendo las manos de la mujer que se sorprendió ante mi atrevimiento.

❤ Por tí ❤       //Secuela Elite Way School 5º Año// .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora