6. Verdad o Desafío

1.3K 93 49
                                    


La enorme residencia de los Escurra era igual de impresionante como la fiesta que Tomás había organizado. Desde el acerado donde nos había dejado el remis, podíamos ver la enorme carpa blanca instalada en los jardines de aquella estructura minimalista y el sonido estridente de la música resonaba por todo el lugar.

Avanzamos un par de pasos hasta que la presencia de una pareja nos hizo parar

- Marizza, ¡no sabias que venías! – exclamó con su voz aguda mi amiga Laura.

Nos dimos un gran abrazo y mi amiga repitió el gesto con Mía y Manuel.

- ¿Y Luji? – preguntó al no ver la presencia de nuestra mejor amiga.

- Se fue con Marcos

- ¿Sabe Tomás que has venido? – preguntó serio Guido.

Desde que tuvimos el altercado con Tomas y Pilar en la discoteca, nuestra amistad se había enfriado un poco. Me juzgaba por ser tan insensible e impulsiva y por querer hacer cosas por Tomás sin tan siquiera conocerlo como lo conocía él. Estaba claro que Guido se sentía un poco amenazado con la amistad que habíamos forjado, pero tenía que joderse. Él tampoco hacia las cosas bien con Tomás y no por ello le juzgaba. Sabia perfectamente cómo se sentía Tomás. Lo que nos unía a ambos era el sufrimiento de un gran amor y por eso quería ayudarlo, aunque yo no me prestaba a que me ayudasen.

- ¿Había que concretar un permiso o algo parecido? – ironicé.

La tensión de ambos era palpable para los presentes.

- Buah, chicos hemos venido a divertirnos – aflojó Manuel.

Nos acercamos a la entrada de la residencia y un hombre de servicio doméstico aceptó nuestra entrada. Una vez dentro, me limité a observar mi alrededor.

Nunca había tenido la oportunidad de visitar la casa de los padres de Tomás, pero, sin ninguna duda, era una maravilla. Además, Tomas había organizado una gran fiesta por lo que la diversión estaba asegurada, aunque mi humor no acompañase.

- Marizza viniste – se alegró Tomás dándome un abrazo. – No tenía demasiadas esperanzas que Mía lograse convencerte.

Fulminé con la mirada a mi medio hermana que permanecía a mi lado. Se encogió de hombros y mostró una sonrisa nerviosa.

- ¡Pablo! – exclamó la rubia al ver la presencia de Pablo.

Gruñí del enojo. Para colmo de males, el rubio también andaba por allá. No es que me pillara por sorpresa, obviamente es el mejor amigo de Tomás y, para más inri, estaba conviviendo con él. Pero no me apetecía verlo, estaba asqueada de tanto hombre.

Aguanté el tipo como pude, no mostrando así mi enojo, aunque para qué engañarme... Pablo me conocía lo suficiente.

- Esos ojos entornados y esa frente arrugada son signos de enojo – señaló mi rostro. Odiaba que me conociera tan bien. – Y cuando te muerdes el chascarrillo de la boca es que estás bien enojada – se cruzó de brazos.

- ¿Por qué no te matas Pablo?

- Venga Marizza – me tocó el hombro y lo esquivé. No quiero contacto. - ¿Cómo te puedo ayudar?

- No sé déjame que piense – ironicé haciendo una pausa en nuestra conversación. El me miraba divertido. – Desaparece rubio

Pasé por su lado derecho dando por terminada nuestra charla, pero me jaló del brazo sin hacer mucha presión.

- Estás muy guapa – me susurró al oído. Su voz era más dulce y melosa. Me hacía estremecer, pero debía mantener el tipo.

- ¡Qué pena que no pueda decir lo mismo de vos! – mentí.

❤ Por tí ❤       //Secuela Elite Way School 5º Año// .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora