XIII

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La luna dio las buenas noches justo encima del lago que separaba el hogar de dos familias prontas a unirse. El muelle del lado de los Lee era usado por dos cuerpos sentados en la punta, dejando colgar sus pies en el borde y observando cómo la luna dejaba reflejos blancos en cada movimiento que el agua presentaba por la presencia del viento.

Minho observó los dos cuerpos con el ceño fruncido, acercándose a ellos con las manos en los bolsillos de su pantalón. La cena había terminado en una discusión entre sus padres por la cantidad de tiempo que Koung llevaba fuera de la casa. Changbin se levantó primero, pidiendo permiso para estudiar, más ninguno le prestó atención realmente. Le siguió Jeongin, diciendo que saldría al lago a asegurarse de haber sujetado bien los barcos que usó esa tarde, pero eso era solo una mentira; Jeongin no había estado usando ningún barco. Minho fue el último, no metió ninguna excusa, realmente poco le importaba si tenían algo que objetivar.

Cuando pisó los tablones de madera, su presencia fue delatada por el sonido de los mismos al rechinar. Chris y Felix lo miraron en la penumbra de la noche, Minho no borró su ceño fruncido, pero tomó asiento justo al lado de Chris con confusión en su rostro. Había disminuido un poco la temperatura esa noche.

—¿Es legal que estén en el muelle de una familia ajena en plena madrugada? —Minho no quitó las manos de sus bolsillos, su vista se clavó en la casa iluminada al frente de ellos, justo del otro lado del lago.

—Es legal porque somos invitados y futura familia —contestó Chris, subiendo sus rodillas al muelle y acorralando sus piernas con sus brazos.

—¿Invitados? ¿No es un poco tarde para visitas?

—Changbin nos invitó a escucharlo tocar en el pueblo. Dijo que esperemos aquí a que usted llegara y luego, él vendría a buscarnos para ir juntos. —Felix le sonrió al mayor, estirando todas las pecas que habitaban sus mejillas—. Chris insistió en que era una buena idea y yo accedí a venir también. 

Minho abrió la boca y soltó un suspiro mezclado con una risa. Changbin tenía secretos, pero también sabía que era bueno en lo que hacía o no habría invitado a dos miembros de la familia con la que mejor imagen tenía que tener. Él realmente lo tenía todo planeado. Minho sonrió en lo bajo, sintiéndose orgulloso de alguna manera. Chris lo miró de costado, sus hombros se rozaban y ninguno se percató de alejarlos. La incomodidad no existía esa noche.

—Estás sonriendo —apuntó con orgullo, cómo solía hacer cada vez que lo veía estirar sus labios.

—¿Vas a señalarlo cada vez que lo haga? —Minho también miró al mayor, recién ahí pudo notar la cercanía que tenían. Devolvió la vista al agua con un carraspeo, de pronto el frío se fue.

—Lo haré, si. Es digno de que lo sepas.—Chris se levantó justo cuando Changbin aparecía por la puerta trasera de la casa con su famosa púa y el cuaderno de canciones. Incluso su cabello presentaba ondas naturales que no se molestó en ordenar.

—¿Qué sepa que estoy sonriendo? ¿Por qué debería saber eso?

Minho tomó la mano de Chris luego de que este se la extendiera para ayudarlo a levantarse, pero una vez que se levantó, el mayor no soltó su mano y ambos se miraron unos segundos.

—Quiero que sepas que tienes una linda sonrisa, Minho. —Chris soltó su mano y se giró a ayudar a Felix también a levantarse, dejando a Minho con un acelerado corazón y su mano estirada. ¿Él realmente era tan descarado de soltarle esos comentarios a un hombre? La sociedad jamás lo vería correcto.

—Hola —saludó Changbin con una sonrisa, llegando a la zona con el cabello aún alborotado. Minho se acercó a acomodarlo sin permiso—. Espero que no te importe que haya invitado a los chicos de la familia Bang. Chris realmente estaba emocionado por esto.

Puertas al cielo - [Chanho] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora