XV

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El domingo sonreía con el sol pasado del mediodía. La manta blanca descansaba en el césped al lado del lago y solo la señora Bang se atrevió a cerrar los ojos ante el suave tacto del sol en su piel. Anthony ayudaba a Jeongin a diferenciar las próximas tormentas con las señales de la naturaleza. Felix jugaba en el muelle con Changbin, ambos hablando, esperaban el turno de usar el barco. Chris estaba junto a su madre, buscaba los detalles del diente de león para plasmarlo en su cuaderno, y en el bote, justo en el medio del lago, Seungmin miraba como su padre intentaba pescar algo decente. Ruby coleccionaba flores y las guardaba en los calcetines que llevaba puestos, dejándolas relucir en sus tobillos.

Chris soltó un suspiro y bajó el cuaderno cuando notó que su madre se había quedado dormida. La señora Lee había vuelto a su casa con la excusa de que tenía una jaqueca insoportable, más Chris sabía que era demasiada coincidencia que lo dijera luego de discutir con Koung. Minho estaba apoyado en el mismo tronco de la otra vez, pero sus manos refregaban sus ojos con más frecuencia de lo normal. Estaba agotado, sus ojeras lo delataban. Chris sonrió al verlo golpear su cabeza con el cuaderno de dibujo.

Se giró a ver a su madre, y de manera cuidadosa, se levantó de la manta. Caminó con su libro hasta el tronco de Minho y se dejó caer a su lado sin permiso. El castaño lo miró de costado y luego escondió su rostro dentro de su cuaderno, evitando a toda costa el contacto visual con el mayor. Chris apoyó sus antebrazos en sus rodillas y miró al frente con calma en su rostro.

—Te ves realmente mal —soltó sin vergüenza, sacándole un suspiro al menor, el cual se perdió dentro del libro que cubría su rostro.

—No debiste dejarme tomar tanto. —Minho negó con la cabeza y Chris no pudo evitar pensar que se veía tierno haciendo reproches—. Eres una mala influencia en mi vida.

—Hey, deberías agradecerme. Gracias a mi estás vivo, borracho eres peor que un jardín de infantes entero. No dejabas de moverte y tropezar con todo.

—Podrías haber evitado eso desde el principio. —Minho rodó los ojos, pero Chris no podía verlo.

—¿Y perderme de la mejor parte? Por favor, la noche fue increíble solo porque mostraste la mejor faceta tuya; una real y sincera.

Unos segundos en silencio pasaron y luego, la mano de Chris se dirigió al cuaderno del menor para apartarlo de manera lenta y cuidadosa. Minho dejó que lo apartara. Ambos se miraron cuando el cuaderno ya estaba abajo y el menor dejó a la vista su resaca física.

—¿Vas a burlarte? —Minho lo miró expectante, pero Chris no sonreía.

—Minho, ¿lo recuerdas todo?

El menor se quedó en silencio observando el modo en que Chris lo miraba a él. El mundo se detenía por unos segundos y parecía desaparecer todo alrededor. Solo había un par de ojos oscuros y el brillo que desprendía, el resto no importaba.

—Lo recuerdo todo —aseguró firme, pero por dentro moría de vergüenza. Chris tragó duro ante esas palabras—. Y definitivamente te debo una disculpa, aunque eso vaya en contra de mi orgullo. 

—Una disculpa... ¿Por cual motivo, exactamente?

Chris quería saber si recordaba ese momento en especifico, quería saber que clase de pensamientos le quedaron como secuela a esa apertura de mente y corazón. Chris quería saber que tanto se arrepentía de lo que hizo.

—Dije cosas absurdas, fui irracional y por poco no hago algo terrible.

—¿Algo terrible? ¿Hablas de cuando casi te pones a golpear una mesa o de cuando abrazaste a un desconocido pensando que era Changbin? —Chris sonrió, Minho miró aquella curva y se asustó de la presión que se ejerció en su pecho.

Puertas al cielo - [Chanho] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora