Ya habían pasado varios días y solo quedaba una doce días para el viaje, evitaba pensar sobre ello porque me ponía bastante nerviosa, y con razón. Querer cerrar una colaboración era bastante difícil porque había que ser... persuasivo pero estaba segura que podría lograrlo, además quiera o no, sé por experiencia propia que Nicholas también que era persuasivo. Muchas veces lo había escuchado hablando con otros socios y realmente era bueno para convencerte de lo que el quisiera.
Mordía la punta de mi lapicera a la vez que trabajaba en algo con mi computadora hasta que escuché como alguien carraspeaba.
—Wow que desorganizada—Alcé mi vista hacia el lugar donde provenía esa voz que tanto conocía y molestaba.
Hablando de Roma.
Observé a Nicholas confundida sin entender que era de lo que estaba hablando, y luego llevé mi mirada hacia donde estaba la de él, básicamente en mi mueble de oficina donde tenia hojas desparramadas por todos lados.
Yo solía ser muy desordenada.
—Cuándo haya pedido tu opinión me hablas ¿si?—Lo ignoré a la vez que volvía a teclear para seguir con mi trabajo.
Vi por el rabillo del ojo como el idiota que se parecía a slenderman debido a su altura entraba a mi oficina y miraba en todas direcciones como si fuera lo más interesante del mundo.
—Siempre tan encantadora—suspiró
—Perdona ¿quien te ha dicho que puedes entrar?—arqueé una ceja molesta para devolver mi mirada hacia el.
—Tú me dejaste—se encogió de hombros.
Y luego como si fuera un pancho por su casa lo observé mientras corría la silla que estaba frente mío hacia atrás y luego se sentaba.
—Yo jamas dije que te pudieras sentar, vete a tu oficina que para algo la tienes.
—No quiero
—No te estoy preguntando que es lo que quieres —refunfuñé—Espera ¿por qué tienes dos cafés?—fruncí el ceño mirándolo viendo que en tenia uno en cada mano.
—Te compré este para ti—vi que dejaba uno en frente mío— Te gusta el caffè Macciato ¿verdad?—pronunció con su marcado acento— o como le dicen aquí café cortado.
Abrí la boca sorprendida.
Piensa en la mosca que te entrará por la boca Maia, piensa en la mosca.
La cerré antes de volver a hablar.
—Y-yo... ¿es en serio? ¿es para mí?
Wow, eso si que no me lo esperaba. Vi como se rascaba la nuca para desviar la mirada para luego volver a mirarme.
—Sí, es para ti. Escuché que dijiste una vez que te gustaba y ya que me pasaba por aquí para hablar del viaje pues, pensé en traerte uno—parecía levemente incomodo.
No me juzguen por estar shockeada, nunca antes había tenido un detalle así además era verdad...si que me gustaba el café cortado. Casi se me cae la mandíbula al nuevamente por la sorpresa.
La mosca. Cierto.
—¿Esta envenenado o algo así?—entrecerré los ojos hacia el desconfiada.
—No—el puso en blanco los suyos—Solamente quise tener un detalle.
Okey, parecía ser sincero al respecto así que tomaré su palabra. Igualmente agarré el café mirándolo como si pudiera contener veneno
—Bueno en ese caso.. gracias.
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Ambición
RomantikMaia siempre había sido una chica muy ambiciosa, siempre fue criada para hacer lo que le gustara, pero también para hacer todo lo posible para tener un futuro exitoso, por eso mismo decidió irse a sus 26 años a vivir a Manhattan por un importante pu...