Consecuencias y reanimaciones peculiares

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HOLAAA.

Ay dios mio sentí que paso una eternidad desde la última vez que escribí. Por eso mismo les traje un capítulo el doble de largo de lo normal. Ya tengo todo organizado como para sacar un capítulo por semana así que espero así puedan disfrutarlo mejor. Espero leer sus comentarios como siempre.

Juli❤️
Pd (me falta corregir)

Parpadeé varias veces para acostumbrarme a la luz solar que entraba por la ventana. Miré a mi alrededor divisando a los lejos el vestido plateado que había utilizado la noche anterior para la fiesta. Incluso podía ver mi ropa interior tirada en una esquina.
Los recuerdos de la noche anterior vinieron a mi como un rayo golpeando mi memoria.
Besé a Nicholas.
Y no solo eso.
Esperé, medio segura medio expectante de que el remordimiento llegue a mi inconsciente, pero no fue así. ¿Por qué?
Recuerdo cómo me acarició, las cosas que me dijo y esos labios...Dios. Nunca hubiera imaginado que pudiera sentirme así con un simple beso. El corazón se me aceleró ante el recuerdo de todo lo sucedido anoche.
Pero ¿donde nos ponía esto ahora? ¿Deberíamos fingir que nada sucedió? ¿Que me arrepentí? ¿Asimilarlo y dejarlo atrás?
Definitivamente lo que si estaba segura es que no se sentía correcto mirar a otro lado haciendo vida normal como si no hubiera sucedido nada entre nosotros.
No pude evitar pensar en cómo podría llegar a actuar él , ante lo ocurrido. Un tirón en el pecho demasiado doloroso para admitirlo llegó a mi al imaginar que el podría llegar a fingir que nada sucedió y seguir como si nada. Aunque eso me produjo una discordia en mi interior ¿No era eso lo que yo quería? ¿Quitarme las ganas y cortar con esta tensión? ¿Podría hacerlo?
No. No importa si podría. Tenía que hacerlo. Los sentimientos no me estaban permitidos ni tampoco estaban en mis planes.
Me incorporé mirando a mi alrededor, la cama hecha un desastre, mi cuerpo desnudo cubierto por una fina sabana y el lado del acompañante vacío. Nicholas no estaba. Se había ido a alguna parte.  Apreté los labios, molesta ante lo que aquello generaba en mi. ¿Había sido todo lo sucedido anoche una estrategia para llevarme a la cama?
Justo en ese momento oí la puerta del baño abrirse y mi corazón casi se detuvo.
Nicholas salía solo con un bóxer puesto, el rostro medio mojado y su cabello castaño despeinado. Se refregaba los ojos medio adormilado. Ahogué una exclamación al verlo. Demasiado hermoso para mi pobre corazón.
Al percatarse que yo me encontraba observándolo se paró en medio del camino y me escudriñó con los ojos. Su mirada pasó por mi cuerpo desnudo —ahora yo consciente de esto último— y luego se detuvo por mi rostro, observándome y estudiándome.
Una sonrisa medió somnolienta y medio cálida se posó en sus labios.
—Sigo aqui —contestó como si hubiera leído mi mente. Acercándose a mi con una gracia que me resultaba increíble que alguien tuviera a estas horas de la mañana ¿Que hora era? No tenía idea ni me interesaba. Lo único que me importaba o más bien preocupaba era el tamborileo que sentía en el pecho al verlo.
Cuándo estuvo parado frente a mi, se arrodilló colocándose entre mis muslos. Los tomó con esas grandes y venosas manos acercándome a él, haciendo que su torso quede pegado a...ya saben que parte de mi cuerpo. Mi respiración aumentó, nerviosa ante su cercanía. No pude evitar bajar mi mirada hasta esos labios carnosos.
  —Buen día—dijo con voz grave, mañanera. Dejó una mano en mi muslo trazando círculo con los dedos. De pronto se acercó a mi, tomando mi barbilla y acercándome a él.
Sin emitir un sonido abrí los ojos como platos ¡No me había lavado los dientes!
Nuevamente pareció leer mi mente.
—Me importa una mierda si te haz lavado o no—una risa ronca salió y me besó.
Oh.
Cualquier preocupación que pudiera haber tenido desapareció al sentir esos labios chocar con los míos, su mano ahora empujando mi nuca y luego pasando por mi cuello, contorneando mi mandíbula con su pulgar. Mi pecho parecía recibir un bombardeo demasiado fuerte, mis manos hormigueaban deseosas por tocarlo.
De pronto estaba en un mundo donde los animales hablaban, cantaban y mi corazón era un festín como  nunca antes había sentido.
Profundizó el beso, acariciando su lengua con la mía y suspiré de placer ante aquel acto. Apoyé mis manos en esos tonificados pectorales sin siquiera pensarlo y luego acaricié ese suave cabello despeinado. Casi se me cae el mundo al sentir como sonreía contra mis labios.
Cuándo nos separamos para tomar aire no pude evitar yo también sonreír como una idiota.
—Buen día a ti también—contesté reprimiéndome de forma silenciosa por el parque de disneylandia que se había construido en mi interior y mi sonrisa estupida que seguro tenía plantada en la cara.

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