Contradicciones

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¿La cena a la cuál me había invitado Nicholas al anochecer antes del vuelo?

No sucedió. El tiempo no nos dio porque estuvimos ocupados haciendo otras...cosas. Sí. Cosas. Estadisticas de la empresa y eso, ya saben.

Ejem ejem

Bueno, tal vez no era exactamente estadísticas y cosas empresariales pero si que estuvimos ocupados.

Ahora mismo nos encontrábamos corriendo por el aeropuerto como si un asesino en serie nos persiguiera para matarnos. Las horas habían pasado demasiado rápido y nos dimos cuenta que era tarde. Solo con un milagro lograríamos llegar al avión a tiempo.

Hicimos el check-in, el papeleo y el control de valijas lo más rápido posible. Por eso mismo como los milagros son posibles, logramos subir al avión, siendo exactamente los últimos dos en entrar. Llegariamos a Nueva York al rededor de las 3am y dormiriamos las horas que podamos antes de ir al trabajo aunque ingresaríamos una hora o dos más tarde de lo normal para tener un poco de descanso. Nicholas había dicho que podía faltar, si así yo lo deseaba, pero sinceramente extrañaba mi trabajo y mis amigos, unas horas menos de sueño no serían tan graves, más despues de estas mini vacaciones que tomé porque excepto por los ''acontecimientos'' recientes con él, todo había sido descanso. Además amaba mi trabajo y realmente disfrutaba de estar allí, todo lo que conllevaba este me agradaba. Se había vuelto mi rutina y mi vida en muy poco tiempo lo cuál no me quejaba para nada.

Recuerdo los nervios que tenía antes de ingresar a la empresa. Sé que era la mejor en lo que hacía. Lograrlo había requerido muchos años de práctica y sacrificio, pero la inseguridad de no lograr hacer las cosas bien había estado allí antes de comenzar a trabajar. Recordándome que la confianza que mostraba o me esforzaba en hacer ver a los demás, no era tan real como lo deseaba. Por eso mismo, conociéndome y conociendo los trucos de mi mente ante cada oportunidad de mi vida, sabía que mientras mas dudaba, menos tenía que pensarlo y lanzarme. La mente muchisimas veces quería jugarme en contra, para dejarme en lo conocido y en la zona de confort. Si así lo hubiera hecho, no estaría donde me encuentro hoy. En un vuelo, volviendo del mejor viaje de negocios que haya tenido alguna vez tenido.
El miedo y las dudas hay que utilizarlos como un arranque, no como un freno. Si nos chocamos lo peor que puede suceder es caernos al suelo, golpearnos un poco. En cambio si acertamos, no sabemos que tan lejos puede llevarnos los caminos de la vida.

Una vez que ingresamos al avión observé la comodidad del sector business. Cada par de asientos había al rededor de 2 metros de espacio con el próximo. Una pantalla se elevaba frente a cada uno de los asientos. También teníamos un apoya pies que a mi parecer no servía para nada y otras comodidades más.
Un quejido por lo bajo me sacó de mis propios pensamientos. Observé a Nick que se encontraba a mi lado sentado. El surco que se posaba entre sus cejas me confirmaba que lo que había escuchado no era producto de mi imaginación. Su semblante estaba serio y su mandíbula tensa. Además sus manos estaban apretando el reposabrazos, haciendo que las venas que se encontraban en ellas sobresalgan.
Dios mío...si tuviera idea de la magia que hacen esos dedos.
No.
Pensar eso en este momento no era correcto.

Aunque decir la verdad nunca fue un delito así que...
Basta. Tengo que concentrarme.

Subí mi vista al rostro de Nicholas y su mirada seguía al frente. Su mandíbula marcada por la presión que aparentemente ejercía.
Estaba segura que era por el miedo que le provocaba el despegue—aunque él nunca admitiría que era miedo, se excusaría que simplemente no le gustaba. Sin embargo su respiración superficial lo delataba.
Estiré mi mano y le di un apretón leve en el brazo. Nicholas salió de su estupor y dirigió su vista hacia mi. Sus facciones se suavizaron. El ceño fruncido desapareció. Sus comisuras se elevaron haciendo que por alguna extraña razón parezca una media sonrisa juguetona pero aún así, una tensión se instalaba en su alrededor.

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