Capitulo 5

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—¿Y? ¿Qué te parece la idea?

Me observó esperando una respuesta y digamos que yo tenia la mandíbula por el piso. Estoy segura que podría entrar una mosca por mi boca y salir por mi fosa nasal o mi oído.

Era una locura, ¿en serio me había llamado para ofrecerme que vaya a Mónaco y no para despedirme por básicamente amenazar a su hijo de muerte de forma indirecta?

Dios, Buda, universo, si verdaderamente existen, empezaré a ir a la iglesia como agradecimiento por esta oportunidad.

Ya me veía yo demasiado joven para ir a la cárcel. ¿Se imaginan si tuvieran que llevarme presa? Seguramente me harían cortarme el cabello, usar un traje naranja y también... ¡Ay! lo mas probable es que me golpearían el primer día que llegara y tendría que unirme a una pandilla para sobrevivir. No estaba lista para esa vida.

Escuché como alguien carraspeaba a mi lado.

Cierto, estaban esperando mi respuesta. Rápidamente cerré la boca antes de que la pesadilla de la mosca entrando por mi boca y saliendo por mi nariz se haga realidad.

—¡Claro! Obviamente acepto la propuesta—reí nerviosa mirando a Nicholas y luego al señor De Luca.—Perdón es que me había confundido, pensé que quería decirme otra cosa—traté de esbozar una sonrisa pero estoy segura que terminó viéndose como una mueca extraña.

—¿Qué fue lo que dijiste, por lo que te estabas disculpando?—Arqueó una ceja.

Ahora si que no sabia que excusa iba a inventar, mire a Nicholas de soslayo y vi el tremendo esfuerzo que hacia para no reírse.

Lo odiaba.

—Eh... Es que ¿como era Nick?
Lo miré suplicante utilizando su apodo por primera vez, pidiéndole que me ayude en esta.

—No lo recuerdo Maia—vi como hacia un muy falso gesto, como si intentara recordar y fingía rascarse la sien aparentando que pensaba.

Como si ese cerebro funcionara, ja.

—¿No me habías amenazo diciéndome que me matari....

—JA JA JA JA—me reí como una histérica para tratar de callar a este maldito idiota, cortándolo antes de que me hundiera y acabara con la oportunidad que me había dado buda, el universo o quien sea a la vez que pensaba una excusa para tratar de arreglar la situación.

Dios, ilumíname o elimíname.

Se me prendió el foco de las ideas, claramente Dios me iluminó.

—¿Pero que cosas dices Nicholas? Yo le explico señor, lo que sucedió es que esta mañana el me pidió si ya que yo iba a comprarme un latte, podría traerle uno a él también a lo cuál yo escuché mal y le traje un expresso. Y el me dijo, ''Ay Maia, pero si yo te pedí un latte'' así que como broma—remarqué entre dientes mirando al chico alto que se encontraba al lado mio—le dije que la próxima vez que se quisiera pasar de listillo conmigo solo por no ir él mismo a comprarse su café, lo amenacé con le traería otro expresso pero esta vez, doble.

Mi excusa había sonado peor de lo que me imaginaba así que me retracto, Dios quería eliminarme porque esa mentira estaba todos menos iluminada.

Vi como el idiota se mordía la mejilla para seguir conteniendo la risa.

—¿A que sí fue eso, Nicholas?—lo miré fulminándolo con la mirada.

—De hecho n...—vio como entrecerraba los ojos hacia el—Oh si, tiene razón, fue exactamente lo que paso.

Ma Figlio Mio —¿estaba hablándole en italiano? Oh, claro que sí, si eran italianos— ¿desde cuando tú bebes Latte? Siempre bebiste café negro que yo sepa—frunció el ceño.

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