☆Capítulo 16 - Código de Acceso

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El mar de inconsistencias era infinito, pues todo a su alrededor carecía de sentido, a dónde sea que posara su mirada no observaba más que incomprensibilidad, el caos y la locura más pura he inimaginable reinaban alrededor de su resplandeciente ser, ella parecía ser lo único no retorcido en aquella fiesta de demencia eterna muy poco descriptible ante los ojos de cualquiera que lo presenciara.

Lo primero que intentó fué caminar sobre la inmensidad de líquidos viscosos de todos los colores y que burbujeaban hirviendo bajo sus pies, aún así aquél terreno se sentía completamente sólido, cada paso que daba hacía adelante la llevaba más hacía atrás, le resultaba casi tan inexplicable como las criaturas de formas aleatorias que flotaban por todas partes destrozándose unas a otras en una pelea que parecía jamás acabar.

Uno de los monstruos al verla intentó atacarla, por lo que no pudo hacer más que apuntar sus manos hacía la criatura para disparar un rayo de fuego intentando defenderse, más lo que saldría de sus manos no sería aquél resplandor de llamas por el que estaba enteramente conformada, más bien todo lo contrario, lo que impactó a la criatura fué un gran chorro a presión de agua, provocando que este se derritiera enseguida, la nula lógica que gobernaba el sitio volvió a sorprenderla una vez más, pero había algo de lo que no se había percatado aún, un sonido que solo podía ser escuchado si prestaba la suficiente atención entre las risas y chillidos guturales que retumbaban ese espacio, un sonido que venía de debajo suyo, y que solo podía generar cada vez que pisaba para intentar moverse, eran lamentos, lamentos de sufrimiento que poseían un tono familiar.

Pronto los sonidos de agonía vinieron acompañados de súplicas que imploraban no sentir más dolor, aquellas voces... Pertenecían a sus amigos. Bajó su mirada a la incomprensible sopa bajo sus pies, allí el rostro de cada una de las personas que conocía empezó a formarse.

"No creí que desaparecer fuera tan tardado, quiero mi cobijita Finn"

Entró en pánico al escuchar con claridad la voz de Jake, observando perturbada como la amalgama de líquidos intentaba emular de forma bizarra su rostro canino, inmediatamente la cara humana del mencionado Finn también apareció allí.

"Eres tú princesa... Almenos te ves mejor que nosotros, pero tarde o temprano todos dejaremos de existir, acompañanos"

Tan pronto como su voz gangosa terminó aquella frase, las caras de otros conocidos también se formaron alrededor suyo, La dulce princesa, Marceline, Pan de Canela, Limonagrio, y otros, pero todos gritaban lo mismo una y otra vez "Acompañanos", y sus extremidades fueron envueltas entre tentáculos de la misma sopa que cubría la superficie, obligando a la chica a ser tragada por la misma, ahora hundiendose en la viscosidad al ritmo de los lamentos desesperados de sus amigos.

Por más resistencia que ponía era inútil, cada vez más tentáculos la forzaban a ir al fondo de lo que sea que fuera aquello, hasta que finalmente lo lograron, pero el interior no se sentía tan caótico, era como estar en el fondo del mar más oscuro y solitario que pudiese haber, los ruidos infernales cesaron, y aunque parecía estar en agua, no dolía para ella, además de ser la única fuente de luz en el lugar.

Trató de ver en todas direcciones para encontrar una salida, pero en su lugar vió que no estaba sola... A lo lejos estaba él, un gran búho de ojos destellantes que parecía estar tan asustado como un pequeño conejo a centímetros de ser alcanzado por un zorro. Trataba de acercarse a ella mientras pronunciaba palabras que después de unos segundos la chica pudo entender mejor.

"Recomenzar"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora