XV

422 70 2
                                    

Un nuevo día caluroso se cernía sobre la ciudad. Las esponjosas nubes eran arrastradas de manera esporadica por la suave brisa matinal. Naruto contempló satisfecho el panorama que se extendía frente a él. Quería disfrutar al máximo ese momento, olvidarse por un instante que nada más le agobiaba, dejar de pensar tanto en el futuro como en el pasado. Solamente se dedicaría a disfrutar el presente. Aunque solo fuera por un día.

Cabizbajo, observó al pequeño en sus brazos y caminó un trecho. A escasos metros del prado en que se encontraban, estaban algunos juegos.

Había sido una idea arriesgada pero Naruto había conseguido convencer al líder de Akatsuki para que lo dejara pasar unos momentos a la intemperie en algún parque cercano. Las condiciones impuestas por Pain eran bastante sencillas, aunque no del todo gratas para Naruto. Primeramente tenía que ir escoltado, lo cuál no representó problema alguno. Tres miembros del grupo se ofrecieron a servir de escoltas por esta ocasión. Entre ellos...Itachi. La segunda condición era la más complicada, pero Naruto la había dado por sentado mucho antes. Al término de ese día, firmaría el nuevo acuerdo prenupcial para poder deslindar responsabilidades. El dinero de la familia de Sasuke volvería a pertenecer a sus dueños legítimos, a la familia que tanto daño le había causado a los suyos.

Dolía demasiado recordar. Quizá de haberlo sabido mucho antes, habría podido evitar la muerte de su abuela y no se sentiría tan roto. 

Irradiando una forzada sonrisa de alegría, Naruto abrazó a Menma para subirse a uno de los columpios. Sin soltarlo, se sentó y se sujetó con la mano libre de la cadena para mover despacio sus pies. Menma sonrió divertido al sentir la brisa alborotar su oscuro cabello al tiempo que un fuerte cosquilleo se hacía presente en su estómago. Cerca de los columpios, Deidara y Sasori observaban absortos la escena. Siendo el segundo el más embelesado.

-No se rinde- profirió Sasori, cruzando los brazos a la altura de su pecho. Estaba sentado sobre el fresco césped junto a su irritante compañero que, solo atinó a pronunciar un "uhn" por respuesta. -Eso lo hace más interesante.

-Oh maestro Sasori- se mofó Deidara, señalando el moretón que surcaba la nívea faz del pelirrojo. -Ni siquiera una buena paliza te hará cambiar de opinión ¿eh?

Por toda respuesta, Sasori ensanchó una sonrisa que pretendía ser arrogante. Desde la primera vez que vio a Naruto le había gustado. El chico tenía algo que lo atraía de forma irremediable.

-¿Y qué me dices de ti, Deidara?- inquirió, inclinando la cabeza en dirección de los árboles. Ahí a no más de diez metros, el joven Uchiha observaba impasible a Naruto, sus ojos escarlatas siguiendo hasta el ínfimo movimiento del Uzumaki. Como si temiera que en un parpadeo, Naruto fuera a desaparecer.

-No has dejado de suspirar por él desde que llegamos.

Deidara hizo un gesto con la mano para restar importancia a lo dicho, después se acomodó el flequillo tras la oreja y sonrió con ironía.

-¿Y que si lo amo?...el amor es efimero, maestro Sasori. Al igual que el arte

-Te equivocas- masculló el aludido, contemplando expectante las acciones de Naruto. El constante subir y bajar, asi como la hermosa sonrisa que adornaba sus labios.

-El amor y la duración del mismo, depende en su totalidad de quien lo profesa.

-No estoy de acuerdo. Mi amor por Itachi Uchiha es sincero, uhn. Y sin embargo él jámas me corresponderá. ¿Significa eso que yo debería seguir amandolo, aun cuando sé que no es mas que un imposible?

Sasori meditó brevemente su respuesta. Sus ojos avellanas se encontraron con los azules de Naruto, quien, visiblemente apenado, hizo un ademan a modo de saludo. Sasori sonrió aun más al percatarse de la seria mirada de advertencia que le dirigía el Uchiha.

-¿Acaso nosotros somos capaces de decidir de quién enamorarnos, Deidara?...Cuán fáciles resultarían las cosas si tal desición fuera posible- se levantó y sacudió la hojarasca adherida a su ropa, sabiendose escrutado severamente por la mirada carmesí de cierto joven. -Míralo de este modo. El amor tiende a ser catalogado como el sentimiento más puro y bello. Más nunca se profundiza en lo nocivo que puede resultar, ni las agraviantes que acontecen después. ¿Quién no se ha visto herido en el amor?...mira a Naruto, él sufre y no lo hace- Deidara arqueó una ceja por lo contradictorio del comentario. No obstante miró a Naruto, encontrandolo superficialmente alegre. Se veía cambiado a cómo lucía semanas antes. -El sufre por un amor pérdido. Y al mismo tiempo ama con todas sus fuerzas a su hermano. Dos tipos diferentes de amor. Uno ayuda a sobreponer la pérdida del otro. ¿ves tú que sufra mucho, Deidara?

Cicatrices.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora