Capítulo 1. "SERENDIPIA"

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La vida no ha sido fácil para mi... En un principio fue la muerte de mi hermano una enfermedad cardíaca no detectada a tiempo se lo llevo cuando era aun muy joven, luego el diagnóstico de mi madre, el maldito cáncer estaba terminando de a poco con su vida, razón por la cual mi padre tuvo que irse al extranjero en busca de nuevas oportunidades, él solamente quería ayudarnos a mi madre y a mí sin embargo el esfuerzo fue en vano, ella murió pese a ir al extranjero por el tratamiento y él... un día desapareció.

Mi padre fue el hombre más atento, amable y bondadoso que cualquiera podría conocer, siempre se esforzó por darme todo lo que necesitaba y cuidar de mí, pero las personas buenas no siempre tienen una vida buena y fue lo que pasó con nosotros, ahora han pasado casi siete años desde que perdí por completo a mi familia.

— ¿María? Que necesito el reporte.

Me repite por segunda vez el jefe del FBI, Horacio Pérez quien tras un par de meses en una misión finalmente había vuelto, sin embargo sólo podía permanecer un par de horas por algún tema de salud.

Horacio Pérez era un hombre alto, de complexión musculosa que acostumbraba llevar una cresta, una especie de mohawk que cambiaba de color casi a cada semana, además de tener unos ojos preciosos, su ojo derecho contaba con un bello color marrón mientras el ojo izquierdo tenía un verde intenso; sin embargo continuamente usaba pasamontañas y gafas al igual que todos los agentes de campo, pero desde luego que al estar en las oficinas aquello no era necesario.

— Claro, disculpe la tardanza... aquí tiene señor.

Hace un ligero gesto y sale de la oficina mientras revisa los datos que me pidió redactar respecto a un nuevo proyecto en el que un equipo debía infiltrarse a un grupo de personas que estaban realizando estafas y carreras ilegales. Por el tiempo que llevaba yo en el trabajo sabía que al jefe le aburría en exceso el tener que hacer esa clase de reportes por lo que solía pasarme a mi esa responsabilidad, lo cual no me molestaba realmente, de cualquier forma era yo quien debía encargarse de corregir y archivar o enviar correctamente estos documentos.

De alguna manera había terminado aquí, me esforcé, entre primero a la policía de los santos y ahora estaba trabajando para el FBI lo cual sería un orgullo para mí de no ser porque estoy siempre con simple papeleo. Aunque según palabras de algunos compañeros, ellos preferirían la seguridad de la sede, así que no podría quejarme.

La tarde transcurre con tranquilidad al igual que siempre, Blake, uno de los agentes de campo y un compañero cercano me compra un café y hablamos a penas unos minutos antes de que lo llamen para una nueva misión.

El lugar estaba casi vacío, eran las siete y cuarto de la tarde y mi trabajo estaba hecho por lo que decidí salir de servicio.

Guardo los archivos que aún tenía sobre el escritorio decorado solamente por una planta y una foto de un paisaje, era la playa y dos siluetas de un hombre junto a una niña, mi padre y yo, la ultima vez que nos vimos.

Finalmente tomo mi chaqueta del FBI y me dirijo a los vestidores donde apenas pongo mi mano sobre la perilla escucho a Volkov, subdirector del FBI y compañero de Horacio.

Víktor Volkov era un hombre de dos metros, de complexión musculosa, cabello platinado y ojos azules casi grises, su mirada fría transmitía todo lo que uno podía saber de él, nada. Desde que le conocí ha sido siempre un hombre serio, que da todo por su trabajo y si bien es un hombre frío y solitario también puede llegar a ser sentimental, vulnerable y "lindo" según palabras del mismo Horacio que alguna vez me comentó aquello en confianza.

Viktor parecía discutir con alguien por teléfono, parecía ser Horacio, entre algunos integrantes solían llamarse según su inicial, "Hache" era Horacio, uno de sus tantos apodos. 

El camino hacia tí. [[CORRIGIENDO]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora