El camino hacia tí. [[CORRIGIENDO]]

Capítulo 5. "METANOIA"

— Oye... ¿te encuentras bien?

Una voz extraña o más bien confusa logra hacerme despertar, intento levantarme sintiendo algo de tierra bajo mi cuerpo, froto mis ojos mientras niego confundida intentando entender lo que pasa.

Frente a mí veo a un tipo de tal vez mi edad, de cabello bastante corto y complexión delgada.

— ¿Dónde estoy? —Pregunto asustada mirando alrededor divisando únicamente unos árboles y autos abandonados— ¿Cómo llegué aquí?

— Pues es lo mismo que yo me pregunto... eres la tía del celular en el avión... joder, se ve que a alguien ya le has caído mal para acabar aquí.

— ¿Avión?... lo siento... no sé de qué hablas.

Respondo mientras intento ponerme de pie, sin embargo terminó por caer nuevamente mientras pongo una mano sobre mi cabeza al empezar a sentir un dolor punzante.

— Jo'er, te metieron una buena ostia, eh?

Murmura alguien más detrás del tipo de voz graciosa.

— Venga pues te llevaremos al hospital... Soy Alfonso, pero puedes llamarme Cejas, él es Juan, pero prefiere que le digan Golondrina, antes hablamos un poco en el avión.

Se acerca para tomarme del brazo ayudándome a ponerme de pie y caminar hacía un auto a solo un par de pasos de mi.

— Tu conduces Golo.

— Claro, claro pero... ¿quién le ha hecho eso? igual y hay que hablar con la policía.

— Yo... venía en el avión y me dormí, pero no recuerdo nada después de eso... y mis cosas?

Pregunto alterada dándome cuenta que solo llevaba el bolso de hombro, dentro había una cartera con mi identificación, las tarjetas de crédito y la foto de mi padre en la cartera, agradezco mentalmente por eso.

Al mirar detenidamente mi mano alcanzo a notar un poco de sangre, miro a los dos hombres junto a mi y confundida y asustada intentó abrir la puerta.

— Pero ¿qué haces?, que te vas a matar.

— Déjenme ir, por favor...

Nuevamente caigo inconsciente tras recordar por unos segundos a los hombres enmascarados de antes.

Un pitido constante me hace reaccionar de nuevo, el techo blanco y luminoso me obliga a cerrar los ojos un par de veces, tras unos minutos consigo acostumbrarme a la luz por lo que me siento sobre la camilla, estaba en una habitación de hospital, llevaba una bata y estaba conectada a un par de aparatos.

—¿Cómo se siente? — Me pregunta rápidamente una enfermera mientras se acerca para revisar los monitores — ¿Recuerda lo que ocurrió?

— Me duele la cabeza... estaba en el vuelo 32, de los Santos a Londres... después de eso solo recuerdo haber despertado en una carretera abandonada y ahora estoy aquí.

Respondo con voz baja mirando confundida alrededor.

—Dos amigos suyos la trajeron aquí, dijeron que la encontraron en una carretera de camino al norte de la ciudad, suturamos la herida que tenía en la cabeza y limpiamos una mancha en el cuello, evidentemente le inyectaron algún tipo de droga para evitar que pudiera recordar lo ocurrido.

— ¿Podré recordarlo?

Le pregunto aun desorientada mientras comienza a desconectarme de los monitores.

— Es probable señorita, si recuerda algo no dude en acudir con la policía, aquí tiene su ropa y al salir le darán el resto de sus cosas, si se siente mal puede volver para ser atendida.