IIILos recuerdos de una vida tormentosa cruzaron mi mente sin darme tiempo para pensarlo, de un momento a otro ya me encontraba en una sala de espera, tras firmar algunos documentos logre salir pagando simplemente una multa, como si esta fuera la primera vez que cometía un robo, como si de pronto, todas mis fechorías hubieran desaparecido.
Lo mismo ocurrió con Andrés. Cejas, por su parte solo había sido detenido un par de veces y nunca por nada que fuera más allá de un par de peleas clandestinas.
Contrario a lo que cualquiera hubiese imaginado, parecía haber un largo historial criminal en el expediente de Golondrina y según el único informe que conseguí, sería llevado a prisión, aquel lugar conocido en el bajo mundo como "la perpetua", era difícil de creer, pero justo ahora esa era la situación, mis malas decisiones nos habían traído a este punto, podíamos escapar, con el dinero que aún quedaba, ahora tenía dos alternativas, huir de Londres y abandonar a mi amigo... o enfrentar los peligros que implicaba quedarse y ayudar a mi amigo.
Andrés aún recibe atención médica y Cejas me miraba preocupado, él estaba muy al tanto de mis opciones, pero al igual que yo, no sabía que elegiría ni en qué momento.
Por primera vez veo a Cejas desde un punto de vista realista, en el que no era más que un veinteañero que creía saber todo del mundo, pero que aún necesitaba ayuda, Andrés, era ya un hombre mayor, que aun después de tanto seguía buscando ayudar a otros aunque aquello le costara la vida... y yo, yo mismo me veía ahora como un patan, un inutil incapaz de decidir entre el amor de su vida y sus amigos.
Al ver a Andrés salir de la intervención, nuevamente con un brazo enyesado y un par de raspones en el rostro no puedo evitar sentir el peso de la culpa.
— Ya me enteré de... golondrina, ¿cómo lo sacaremos?
Interroga Andrés mientras Cejas, aun sentado me mira sin atreverse a decir nada, ahora no había bromas, no había comentarios sarcásticos, nada.
— Ya tengo una idea...— miento — Pero esta vez no me podrán ayudar, iré yo mismo a sacarlo, Tú — Miró a Andrés — Estás herido y Cejas está claramente agotado, no pueden ayudarme así.
Intento bromear mientras pongo mis manos sobre sus hombros para guiarlos al exterior.
— Andando, iremos a ver a Golo antes, así estarán más tranquilos.
Propongo notando como el ambiente se aligera un poco, Luis tenía razón, el mundo, a veces funciona a base de mentiras.
Sin demora, ambos se adelantaron en dirección al auto, los sigo sin saber realmente qué podría hacer, no tenía nada además de un par de opciones y ninguna era totalmente viable.
El recorrido me parece demasiado corto, Andrés y Cejas hablan de algunas cosas, pero no puedo escucharlos, la presión en mi pecho me lo impide a pocos metros de aquella cárcel detengo el auto, miro por la ventana, estaba por anochecer, los últimos rayos de sol se perdían entre las nubes y la lejanía.
Caminamos por el lugar, las cercas que rodean el lugar permitían ver el interior, no muy lejos estaba Golondrina, sentado en la oscuridad simplemente mirando el suelo.
— ¡Golo!
Grita Cejas, sin embargo le doy un ligero golpe en el pecho indicando que evitará gritar.
Golondrina nos ve, sabía que debido a la seguridad y las consecuencias que podría tener, lo mejor era no llamar la atención, sonríe ligeramente y levanta el pulgar indicándonos que todo estaba bien.
Permanezco ahí, de pie viendo la situación, desde luego Cejas estaría más tranquilo luego de saber que golo estaria bien, lo mismo con Andrés, pero yo, no podía perder el miedo, al ver a Golondrina ahí encerrado, de inmediato pienso en mi hermano, Tony, a quien gracias a los recursos de nuestra anterior "familia" logramos liberar, quizá, esta vez no podría ser igual.
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El camino hacia tí. [[CORRIGIENDO]]
FanficMaría Escobilla, una joven de 23 años y reciente agente del FBI se vería envuelta en una serie de misterios, traiciones y hasta romances tras descubrir un importante secreto del director del FBI Horacio Pérez, él era el culpable de la muerte de su p...