Parecía que la vida no me dejaría vivir en una mentira, esa dulce mentira, ser Katherine Walker me pareció tan maravillosa que me olvidé de la realidad.
Al leer aquella nota que había en mi habitación no pude hacer nada más que temer, había alguien que sabía la verdad, mi verdad.
Carlo me había llevado al hotel donde vivía, me ofreció quedarme en su habitación para estar más segura pero me negué, quien haya entrado a mi departamento no quería matarme, aunque tampoco podía saber sus intenciones y prefería mantener a Carlo lejos de cualquier indicio de mi verdadera identidad.
Decidí alquilar el departamento que había en el piso de arriba, a falta de algo de vestir ya que Carlo me impidió tomar algo de ropa con el pretexto de que quizá se trataba de algún pervertido y era mejor que consiguiera nueva ropa, pero al encontrar la tienda de ropa cerrada no tuve mayor opción que aceptar la ropa de Carlo, desde luego me quedaba grande pero era mejor que nada.
A lo largo de la noche no pude dejar de pensar en aquella nota, ¿Quién podría haberlo hecho?
De inmediato la idea de que Horacio era el responsable llegó a mi mente, pero aquella idea fue descartada rápidamente pues él no tenía ninguna razón para hacerlo, a menos que supiera que le mentía y trabajaba para Carlo, pero aún así no ganaba nada con asustarme de esa manera.
— ¿Los secuestradores?
Murmuró preocupada, sin embargo las tarjetas con mi verdadera identidad estaban bien escondidas y cuando revisé el departamento seguían dónde las dejé, no podrían haber descubierto la verdad.
Si esto tenía algo que ver con esos hombres yo también podía hacer algo, haría lo que hiciera falta para borrar mi pasado, no quería entrar en un conflicto con el FBI.
Sin poder dormir decido ponerme de pie, ya estaba por amanecer y yo seguía dándole vueltas a aquel asunto, no parecía tener nada de dónde iniciar realmente, eran meras suposiciones y quién estaba detrás de las notas sabía que estaba infiltrada, conocía mi nombre y probablemente sabía de Carlo.
Un par de golpes en la puerta me hacen ponerme alerta, me acerco sin hacer ruido pues estaba descalza, al asomarme por el picaporte veo a Carlo, ya estaba vestido, aunque ahora llevaba simplemente pantalón de vestir y en lugar de su habitual abrigo o chaleco simplemente llevaba una playera blanca y claro, sus gafas de sol.
Le abro la puerta un poco y él permanece ahí de pie, me mira atentamente por un instante para luego saludar y eventualmente me extiende una bolsa y se dispone a irse.
— Venía simplemente a dejarte algo de ropa, ayer dejaste el pans en la cajuela de mi auto pero creo que ambos lo olvidamos... En fin, sigue descansando, Andrés y yo nos encargaremos de buscar al responsable
Me dice seriamente, pero una vez más me niego, temía que él descubriera la verdad si lo investigaba.
— No tiene que hacerlo, la policía se puede encargar.
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El camino hacia tí. [[CORRIGIENDO]]
FanficMaría Escobilla, una joven de 23 años y reciente agente del FBI se vería envuelta en una serie de misterios, traiciones y hasta romances tras descubrir un importante secreto del director del FBI Horacio Pérez, él era el culpable de la muerte de su p...