Capítulo 27

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El domingo por la tarde, Jorge ya podía comer sólidos y estaba cenando un puré de papas con pollo a la cacerola, acompañado por su abuela y novia.

— Esta comida no tiene ningún sabor. Podría ser plástico y te lo creería — dice Jorge moviendo el puré que tenía en su plato.

— Ya... no sea chillón y coma — le regaña la abuela.

— Si lo voy a comer, hasta esta jalea que no me gusta. Tengo tanta hambre y las porciones son para recién nacido.

— Eres realmente un gruñón — ríe Sofía.

— Dime si tú ¿no gruñirías? Solo he tomado líquidos por dos días, y mi novia no quiere traerme nada de la cafetería.

— Bueno, eso te pasa por no venir al médico cuando te lo dije. Habría sido solo una apendicitis, pero aguantaste tanto hasta que reventó.

— Eso... muchacho tonto... a veces no sé cómo te puede ir bien y estudiar en una universidad — suspira la anciana.

Jorge estaba de buen humor, ya que actuaba ofendido y de forma huraña, como una forma de juego con aquellas dos mujeres que estaban en su habitación.

— Ustedes dos arruinan mi cena. Además, no sé por qué no te has ido Sofía, mañana tienes exámenes y clases...

— Pero no iré, me quedaré aquí. Recuperaremos los exámenes al finalizar el año — Sofía sonreía y toma la mano de su novio.

— No mi niña, vaya a estudiar, yo me quedaré con este muchacho — dice de manera suave la anciana, acariciándole el cabello.

— Sofía, yo perdí estos exámenes porque estoy hospitalizado, pero tú, tienes que darlos e ir a las clases. Me tendrás que hacer tutorías de las materias y enseñar todo lo que hablen en estos días, necesito que hagas eso por mí.

— Está bien, pero vendré en las tardes — le da un beso tierno en los labios, se despide de la abuelita y se marcha.

A la mañana siguiente, Sofía había dejado el justificativo médico de Jorge en la dirección de la carrera, da sus primeros exámenes y asiste a clases.

La abuela fue a visitar a su nieto, y permanecía con él mientras tejía. Ella estaba inquieta, pero guardaba silencio, pero a pesar de no decir nada, Jorge lo sabía.

— Abuela, algo te pasa, has estado extraña desde que has llegado.

— Si Jorge, estoy preocupada por ti.

— Ya estoy bien, solo estoy hospitalizado para terminar los tratamientos y que la infección no regrese, pero estoy bien.

— No es eso, es por Sofía

Jorge estaba perplejo, así que se acomoda en la cama.

— ¿Sofía? ¿Qué pasa con ella?

— ¿Es verdad que sus padres trabajan en envasados de productos del mar?

— Si abuela. Pero aún no entiendo que tiene que ver eso con nosotros.

— Dime la verdad, ¿qué hacen ellos?

— En eso... — Jorge parta la mirada.

La Abuela estaba enfadada al verlo desviar la mirada para no responder.

— ¡YA JORGE!... No me gusta que me trates como una tonta. Su familia tiene mucho dinero ¿Verdad? ¿Por eso no me lo quieren decir?

Jorge mira hacia abajo, no quería que su abuela se enterara de eso, para evitar que cuestione su relación, solo por preocupaciones.

La anciana, al no tener respuesta, vuelve a exigir explicaciones.

— Ella pagó todo en esta clínica que es tan costosa, me fue a buscar con un chófer privado hasta Capilla, costeo una habitación muy linda en el hotel... eso no lo pueden pagar simples trabajadores. Además, cuando la vi marcharse, se subió a un automóvil muy costo.

— Su padre es dueño con otros socios de una empresa de envasados de productos marinos, por eso tienen dinero.

— Pero Jorge, tú sabes que esa gente es de otro mundo muy distinto a nosotros, sus padres no te aceptarán porque eres un chico humilde.

— Abuela, yo no busqué enamorarme, solo pasó, que más esperabas, ¿si esa universidad está llena de chicos con padres millonarios?

— Si lo sé, solo que no quiero que te humillen, que te usen y jueguen contigo, tú vales mucho Jorge.

Escuchar decir eso a su abuela, enfurece a Jorge.

— Espero que lo que has dicho, no sea por Sofía. Ella es una chica dulce y cariñosa, tú la conoces, ella jamás podría lastimarme de esa manera.

— No lo digo por ella, es por su familia...

— No importan ellos, importa lo que pensamos nosotros. Tenemos planes para el futuro, nuestra relación es seria Abuela.

— Si lo sé Jorge, sé que ustedes están enamorados, pero no creo que comprendas la realidad.

— ¿Y cuál es la realidad para ti?, ¿qué logras con decirme esto? Acaso, ¿quieres que termine con ella, porque no es de mi misma clase social? Si opinas así Abuela, no eres mejor persona que sus padres, también la discriminas por su estatus.

— Mi niño, tú sabes que la quiero mucho y estoy feliz por ustedes, me encantaría que ella en un futuro sea tu esposa. Pero, ¿ella ya te presentó a sus padres?

— Aún no...

— ¿y eso cuándo será? ¿Por qué te oculta?

— No me oculta... ya te lo he dicho, esas son cosas de nosotros, me presentará a su tiempo.

— Si Jorge, estoy segura de que así será y espero que todo salga bien. Pero cuando uno está enamorado, también se ciega a la realidad, Sofía es buena chica, también me preocupa su situación.

— Abuela, sé en lo que estoy metido, solo te pido que tú no te entrometas en esto.

Luego de aquella charla, no se habló más sobre el tema de la relación de Sofía y Jorge. La abuela bajó a la cafetería de la clínica para almorzar y Sofía, al salir de clases, se dirigió a la habitación de Jorge, quien miraba televisión, al verla, le sonríe, puesto que le estaba esperando.

Sofía, al verlo en la cama de esa clínica, estando solo, desató todos sus miedos, que explotan en forma de llanto, aproximándose rápidamente para llegar hasta él y le abraza.

— Hey pilluela, que tienes... ¿Por qué lloras? — Jorge la abraza con fuerza y le consuela.

— Tenía miedo, tenía tanto miedo de que no saliera bien, tenía miedo de perderte. ¿Qué haría yo si tú ya no estuvieras? — responde de manera ahogada.

— Tranquila... ya estoy bien, no me perderás, además que no moriría por algo como esto. Gracias por cuidarme, si tú no hubieras estado a mi lado, quizás contaría otra historia... eres mi salvadora.

Jorge, al hablar, mira a la puerta, puesto que su abuela estaba ahí escuchando, pero ella no quería entrar para que tuvieran privacidad.

— Jorge, de verdad te amo tanto que me duele... no entiendes lo que eres en mi vida... si tú no estás, una parte de mí se moriría — Sofía seguía sin poder controlarlo el llanto.

— Por eso me voy a quedar contigo siempre, no importa lo que pase o lo que el resto diga... así que no debes llores más por algo como eso.

Jorge le seca las lágrimas, la besa y la mantiene abrazada para que termine de sollozar y calmar su pena en sus brazos. Estaba agradecido de tener a esa maravillosa chica a su lado y que lo amara tanto como lo hacía, eso le daba valor para afrontar lo que fuera.

Mi único pecado, fue quererte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora