Capítulo 35

1K 77 1
                                    

Como un acuerdo, Sofía y Carlos decidieron anunciar que estaban saliendo, teniendo una relación formal. Esto los beneficiaba a ambos, ya que sus padres los dejarían en paz, y cada uno podía ser libre al no tener realmente una relación sentimental como tal.

Sofía, con el paso del tiempo, formó una estrecha amistad con su amigo y prometido Carlos, puesto que ambos se comprendían y escuchaban. Él le regreso la sonrisa y volvió a ser la chica dulce y alegre que alguna vez fue.

Sofía le contó sobre su historia con Jorge, y ahora Carlos entendía mucho sobre ella y por qué rechazaba las relaciones sentimentales.

Una noche, mientras estaba en el departamento de Sofía, comiendo una copa de helado en pijamas, mientras se realizaban tratamientos de bellezas, hablaban sobre banalidades y reían escuchando música.

— ¿Has pensado que pasara de aquí en el futuro? — pregunta Carlos

— ¿A qué te refieres con eso?

— Si estamos en un compromiso, sabes que eso terminara en un matrimonio... si no, qué sentido tiene.

Sofía deja la copa de helado y le habla riendo.

— Bueno... entonces deberíamos casarnos.

— ¿No te molesta? Eres mi querida amiga, no me desagrada la idea que seas mi esposa, sería fiesta de pijamas todas las noches — Carlos reía, aplicándose más gel reparador de rostro.

— Ya lo había pensado Carlos, tú sabes que no quiero tener una relación y si eso nos beneficia a ambos, ¿por qué no?

— Alarguemos esto lo que más se pueda, hasta que nos insistan en formalizar...

— Siempre me he preguntado, si tus padres no sospechan sobre tu orientación sexual.

— Creo que mi madre lo sabe. Trata de engañarse a ella misma, un tiempo me vio salir por mucho tiempo con un "amigo", pero mi padre no se da por enterado de nada. ¿Se me nota que soy gay?

— No... para nada. Aunque tengo pena por ti, porque no puedes ser libre y salir con quien quieras abiertamente por tus padres.

— Me da lo mismo, eso podría decir de ti... también sufriste por no poder estar con el novio que tenías en la universidad, porque a tu familia no le gustaba. Tu situación y la mía, son completamente iguales.

— Si... estamos desgraciados de por la vida. — vuelve a reír Sofía.

— Eso... somos el club de los desgraciados, y ¿sabes cuándo pasaremos al siguiente nivel de desgracia?

— No... ¿cuándo?

— Cuando vean que pasa el tiempo y no tenemos hijos. Ahí realmente preocúpate, seremos desgraciados y orinados por un vagabundo.

Ambos amigos comienzan a carcajear.

Su relación sentimental, nadie la cuestionaba y es que sabían cómo llevar la farsa muy bien. Siempre eran vistos tomados de la mano o abrazados, además que Carlos se quedaba con frecuencia en el departamento de Sofía a pasar las noches, lo que el mundo no sabía, es que cantaban karaoke o tenían maratones de alguna serie.

Sofía, mientras estaba en la casa de Carlos, estaban usando mascarillas de gel coreanas, mirando una serie de televisión, con un hidromasaje de pies, comiendo papitas.

— ¿Cuándo te le vas a declarar al chico de finanzas? — lanza la pregunta Sofía con naturalidad.

Aquello sorprende a Carlos, que se le desprende una parte de la mascarilla y se le cae en las papitas que quería morder.

— Estúpida... mira lo que hiciste...

— Así que si te gustaba. Yo creo que tú si le atraes, se te acerca mucho.

— ¿Tú crees?... no sé...

— Además, que es muy atractivo. Un rubio de ojos verdes, pero qué bombón.

— Ya... pero no sé si será... tú ya sabes, es que no hablo mucho con él.

— Todos saben que él es gay, se caracteriza por no ocultarlo. Antes venía con su novio de la mano a la oficina, hasta que dejó de aparecer con él, tiene que haber terminado hace tiempo.

— Sofí... aunque no lo creas, soy tímido — responde avergonzado Carlos, retirándose la mascarilla y limpiando su rostro con una toalla.

— Es obvio que te está coqueteando. Solo, habla con él y veamos que pasa — Sofía estaba motivada en ayudar a su amigo a tener una relación, él necesitaba tener compañía, distinta a la de ella.

En la oficina el día lunes, Sofía se había propuesto en ser cupido para ayudar a Carlos y no dejaría que pase ni un minuto más.

— Marco, quiero saber si ¿tienes el balance de los gastos operacionales del mes pasado? — solicita Sofía al hombre rubio que estaba detrás de una computadora.

— No, señorita Mydffai. Yo trabajo con los pagos a funcionarios y trabajadores...

— Ah... bueno, eso quería decir, ¿tienes los pagos a funcionarios de los meses anteriores?

— Claro...

— Bien, traerlo a la oficina de marketing, por favor.

Ella se marcha e ingresa a la oficina de Carlos, agitando las manos en señal de nerviosismo, lo que distrae a su amigo del informe que estaba realizando.

— ¿Por qué entras corriendo? — pregunta Carlos.

— Piensa rápido, ¿para qué necesitarías saber cuánto le pagan a los funcionarios?

— Hem... en mi área, ¿para ver un desarrollador web que mejore la página de la empresa?

Tocan a la puerta y abre el joven rubio, ingresando con un portafolio.

— Pasa Marco... necesitamos trabajar contigo ahora — le indica Sofía de manera amistosa.

Carlos estaba pasmado y mirando a Sofía, le devolvía la mirada y le guiñaba un ojo. Él le reprochaba avergonzado y le hacía muecas sin que les vea Marco.

— Toma asiento — invita Carlos con la voz cortada.

— Traje lo que me pidieron

— Sí... es que queremos ver el tema de un desarrollador web, ¿verdad Carlos? — dice Sofía.

— Ah... sí... es que, queríamos ver, cuanto se gastó anteriormente por la página que tenemos.

— ¡Ups!. No traje esa información, solo la de los pagos a trabajadores e incentivos.

Sofía le hacía gestos a Carlos, para que no lo dejara ir.

— ¡Ah!... eso también lo queríamos revisar, cuanto fueron los pagos, tenemos que evaluar los reajustes para el próximo periodo.

— Bien... a mí me están llamando, regresaré en un momento. — Informa Sofía y sale de la oficina, para dejar a Marco y Carlos a solas. Esperaba de todo corazón que todo saliera bien para esos dos.  

Mi único pecado, fue quererte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora