Capítulo 16

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El fin de semana, la nueva pareja salió a caminar por la ciudad, comieron juntos y paseaban tomados se la mano.

Para ambos, esta era una experiencia satisfactoria, ya que, aparte de ser novios, siempre tendrían esa confidencialidad de buenos amigos. El único problema que exista, es que al ser amigos por tanto tiempo, era difícil romper el tabú de la amistad, y aunque salieron de paseos como pareja, no se habían vuelto a besar, primero por vergüenza de lo que pensara el otro, y lo segundo, es que aún no sabían si lo que ocurrió el día anterior fue real, ya que a pesar de todo, ambos seguían siendo muy ingenuos.

Es por eso, que su cita del día sábado, fue un fracaso. Puesto que cada uno actuaba como si fueran amigos, pero esperaban romper el tabú ese día domingo.

— ¿vamos a ver una película? — pregunta Jorge al estar afuera del cine.

— ¿Cuál te interesa? — Sofía mira la cartelera.

— La que sea. Párese que esta es buena — le indica una película, sobre un psicópata con un hacha.

Sofía esperaba quizás algo romántico, pero no se veía nada mejor en la cartelera.

— Bien, vamos a verla.

Compraron un paquete grande de palomitas, dos bebidas y fueron a la sala a esperar que la película comenzara.

Ambos estaban apesadumbrados de cierta manera, ya que ninguno daba el pase a realizar algo más de pareja, y si el día continuaba como hasta ahora, perderían nuevamente la cita como el día anterior.

Cuando la película inicia, se mantenían atentos viéndola, pero un grito de una de las víctimas del comienzo, sobresalta a Sofía, que botó el paquete de palomitas

— Ay, no... se cayeron más de la mitad — Sofía se inclina para tratar de recogerlas.

— Déjalas no seas sucia, el piso está pegajoso — responde Jorge, ayudándola a recoger el paquete.

— Pero mira, de la montaña de palomitas, las que están arriba no tocaron el suelo — Comienza a recoger puñados, y a colocarlas nuevamente en la caja.

— No, déjalo, quizás ya tengan mocos

Ambos comienzan a reír, hasta que alguien de los asistentes les chita para que se callen. Terminan de recoger el paquete y se acomodan nuevamente en la silla, pero Sofía, se queda mirándolo, a lo que Jorge se le acerca, pero baja la mirada avergonzado. De manera rápida, Sofía le da un beso corto. En ese momento, Jorge comprende que era un idiota, tenía una hermosa chica que gustaba de él y no la había besado, así que detiene sus preocupaciones, levanta el apoyabrazos que le separaban del asiento de su novia, para abrazarla y darle un beso tierno y suave en los labios.

La película transcurría y los espectadores daban gritos, junto con los gritos de las víctimas, pero Jorge y Sofía, en toda la película, solo se recostaron en sus sillas para estar más cómodos al besarse sin detenerse, que incluso había sincronizaron su respiración, para que el beso no los ahogara. Sofía tocaba delicadamente el pecho y cuello de Jorge, y este, pasaba su mano por su cintura y espalda.

Cuando la película terminó, ninguno quería salir de la sala, solo deseaban seguir besándose, pues les hacía sentir muy bien.

— ¿Qué hacemos ahora? — pregunta Jorge, muy cerca del rostro de Sofía, mientras seguía dándole cortos besos.

— Vamos al parque, ya es tarde y después nos tendremos que marchar.

Era de noche y el parque estaba oscuro, pero seguían paseando familias que regresaban a casa. Los novios encontraron un árbol donde podían estar tranquilos. Jorge nuevamente se acerca a su novia para poder besarla.

Ambos se sentían ridículos en no demostrase afecto el día anterior, y ahora ya no podían dejar de hacerlo.

Sofía mira su móvil para consultar la hora. Era muy tarde, ya serían las 10 de la noche, pero ninguno quería irse a sus casas, pero el frío se hacía presente, si seguían afuera, enfermarían.

— Payasito, creo que tenemos que regresar.

— Sí, pero no me quiero ir — responde Jorge con voz lastimosa.

Ella ríe. Le encantaba que tratara de retenerla, además que ella, tampoco quería dejarlo ir.

— Vamos, ya es tarde — dice Sofía, tomándolo de la mano para salir de ahí.

El lunes por la mañana, los novios se encontraron en el salón de clases. Sofía se acerca para besar a Jorge en forma de saludo, pero él, solo le presenta la mejilla para saludarla como de costumbre, lo que desconcierta a Sofía. Ella suponía que ahora serían formalmente novios, pero Jorge, estaba actuando nuevamente como si fuera solo un amigo, eso quería decir, que no estaba cómodo con ella.

Durante la tarde, fueron a buscar libros a la biblioteca. Sofía estaba callada y malhumorada por la actitud de Jorge, ya que, en todo momento, seguía actuando como siempre.

— ¿Ocurre algo? — pregunta al verla cerrar un libro con disgusto y volver a dejarlo en la estantería.

— Es que hoy, has actuado como si no fueras mi novio. Quería darte un beso, pero apartaste el rostro. Luego, quería preguntar si algo ocurría, pero siempre me callabas, diciendo que preste atención a la clase. Entonces dime, ¿eres mi novio o no?

— Eres muy adorable cuando te enojas — Sonríe y se acerca para besarla entre las estanterías de la biblioteca.

Aquello disipa el enfado de Sofía. Jorge le hace un gesto de que no diga nada, tomándola de la mano, para abandonar la biblioteca.

Al estar a solas en la sala de estudio, él le habla sobre lo que estaba sucediendo.

— Creo que sería mejor que, nadie se entere de que eres mi novia. Ya sabes lo que dicen de nosotros, si ahora se enteran de esto... llegarán nuevamente a molestar, para decirte que trato de ir por tu fortuna.

— Pero no me interesan lo que digan los perdedores de la universidad, solo me interesa lo que tú pienses de mi

— ¿Estás segura de eso? Sabes que son odiosos y malintencionados con sus murmuraciones.

— ¿Te molesta a ti?

Jorge ríe y le acaricia una mejilla.

— Yo no tengo una reputación que cuidar. Pero, las chicas ricas, les interesan lo que puedan hablar de ellas.

— Quiero que todos sepan que eres mío, especialmente esa Patty. Cuando se acerque, debes besarme de forma apasionada...

— Eres muy celosa — volvía a reír Jorge.

— Solo mis padres no pueden enterarse. Mamá ya no me permitiría reunirme contigo, en cuanto a papá, querrá conocerte para saber cuál es la empresa de tus padres y poder hacer negocios... ya sabes que, en mi mundo, los hijos solo somos monedas de cambio, en vez de humanos normales.

— Tranquila, mantendremos en secreto nuestra relación a tu familia — Le sonríe y se acerca para darle un beso.

— Nunca vuelvas a dejar de ser tierno conmigo... me gustas mucho, y me lastima si me tratas con indiferencia.

— No lo volveré a hacer, lo prometo.

Mi único pecado, fue quererte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora