El rumor se corrió en la universidad, sobre la relación sentimental de los dos cerebros de tercero, puesto que siempre llegaban tomados de la mano, y cada tanto se les veía besarse en los pasillos. Eso trajo una cantidad de rumores inventados, pero el peor de todos, es que se decía, que ocupaban la sala de estudio durante las tardes, para hacer actos lascivos, chisme que llegó incluso a oídos de la bibliotecaria, que cada tanto los iba a ver a la sala, abriendo repentinamente la puerta, siempre encontrándolos estudiando. Aun así, los rumores con respecto a ellos eran tan sabrosos, que hasta los profesores los llamaron en privado para que evitaran bajar sus notas a causa de su romance.
Pronto llegaría la semana de los exámenes finales de ese año, y Jorge corta las tutorías con Patty, ya que necesitaba de todo su tiempo para dedicarse a estudiar, cuando no estaba con Sofía, debido a que cada tanto, los novios se daban tiempo para cultivar su relación y ya no se concentraban como antes.
— Sofía, quiero decirte algo que, espero no lo tomes a mal
— ¿Qué pasa Payasito?
— No me puedo concentrar cuando estoy contigo. Nuestra relación, sí bien, ya tiene unas semanas, aún está muy candente como para acostumbrarme a estudiar contigo.
— Yo también lo había pensado, después será más fácil luego de algunos meses, cuando sepamos cómo ser compañeros de estudios y novios, pero creo que tienes toda la razón.
— Será por poco tiempo, no nos veamos hasta que terminen los exámenes. Demos lo mejor de nosotros.
— Sí... aunque me apena separarme de ti, pero es lo más responsable que podemos hacer.
Desde ese último día en la biblioteca, cada uno estudió por separado, algo bastante triste, ya que por más de un año estuvieron estudiando juntos durante las tardes.
En las mañanas, se veían en las últimas clases en la universidad, luego almorzaba juntos, y Sofía acompañaba a Jorge a su departamento. Por las noches, se llamaban para preguntarse como fue el día del otro, con el único propósito de escucharse, y es que ambos, sin esperarlo, crearon un lazo muy especial.
Era Domingo, y mañana serían los primeros exámenes. Sofía estaba en su habitación, sentada en su escritorio, agitando su lápiz entre los dedos, se sentía triste de no poder ver al chico que le gustaba durante esos días y hablar casi nada con él, pero Jorge tenía mucha razón, la relación aún estaba muy candente para que pudieran pensar en otra cosa. Sofía se preguntaba, si algún día podrían distanciar su noviazgo de los estudios.
Se sobresalta, cuando escucha que su teléfono celular comienza a sonar. Lo toma para ver quién era y lo contesta rápidamente al descubrir que era Jorge.
— Hola pilluela, ¿Qué haces?
— No mucho en realidad. Siento que he estudiado de todo, pero no sé si me faltará algo más por leer. Antes tú me orientabas sobre que estudiar.
— ¿Leíste lo de exportaciones aéreas?
— Sí... y ya lo repasé.
— Entonces, estudiaste todo. Te irá bien, como siempre.
— ¿Tú qué haces? Escucho vehículos, ¿estás en la calle?
— Salí a dar un paseo, extrañaba a alguien, así que pase a visitarla, pero creo que me perdí, estoy afuera de una gran portería que dice Valle Colón 1043... ¿Sabes dónde queda eso?
Sofía salta sorprendida de su silla y cuelga la llamada, toma su bolso y sale corriendo afuera de su casa.
Luego de cruzar el jardín y cruzar las rejas de su mansión, ve a Jorge que la esperaba. Toma de su mano y corren lejos del lugar. Sofía no podía parar de sonreír, estaba muy feliz de que Jorge le fuera a buscar.
Llegaron a una zona apartada, en donde había un mirador. Sofía lo abraza para poder besarlo, ya que sentir su aliento cálido sobre ella, la embargaba de dulces emociones.
— Payasito, ¿por qué llegaste? — Le vuelve a mira sonriente.
— Ya te lo dije, te extrañaba... eran muchos días sin poder verte — Jorge volvía a besarla, tomando de su mentón y rodeado con su otro brazo su cintura.
Charlaron esa tarde, hasta que el sol, comienza a teñir el paisaje de colores anaranjados.
— Estaba pensando en las vacaciones de verano. Extrañaré mucho, no verte en dos meses — suspiraba Sofía, al tener su mejilla apoyada en el hombro de Jorge, mirando el atardecer.
— Puedes visitarme a Capilla
— Pero tu abuelita, pensará raro que una amiga te visite ahí.
— De hecho, le escribí, contándole que eres mi novia. Estaba encantada y le gustaría conocerte, ya sabes que le caes bien.
— Supuse que no le contarías a tu abuela.
— No, yo dije que no se lo diríamos a tu familia, no dije nada de la mía. ¿Te molesta que ella lo sepa?
— Para nada. En realidad, me encanta que se lo digieras, eso quiere decir, que ya formalizamos. — Sofía sonreía y frotaba su rostro en el brazo de Jorge, por sentirse avergonzada y feliz.
— Entonces, ¿qué dices? ¿Vendrás a mi casa en verano?
— No lo sé, mi familia sospechará que viaje a Capilla, en vez de ir a un algún lugar paradisíaco y exótico.
— Bueno, esa es tu decisión, pero me gustaría estar contigo en verano.
Siguieron hablando sobre el verano y el futuro, siempre imaginándose juntos, hasta que cayó la noche.
La semana de exámenes pasó rápido, y ya ambos tenían sus calificaciones. El esfuerzo del estudio por separado, dio frutos y ambos pudieron estrenar en sus cartolas de calificaciones con flamantes 10 y algún que otro despreciable 9.
A pesar de que las ansiadas vacaciones llegaron, para Sofía no era motivo de alegría, por el contrario, estaba haciendo lo que más odiaba, y era despedir a Jorge en la estación de autobuses. A pesar de estar triste, quería que él la viera feliz cuando se marche.
— ¿Tienes todo?, ¿no se te ha quedado nada? — pregunta Sofía, preocupada.
— Creo que no...
— ¿Llevas los regalos para tu abuelita?
— Todo está en la maleta. Le diré a mi abuela que teja más chalecos, porque ocúpate mucho su regalo durante el invierno.
— Dale muchos saludos de mi parte. Te extrañaré muchísimo... te llamaré a diario... — Sofía baja la mirada y sin aguantarlo más, comienza a llorar y lo abraza.
— Pilluela... no llores. Este verano no trabajaré, gracias a los jugosos cheques que me dio tu madre por tus calificaciones, así que puedes venir conmigo, te aseguro que lo pasaremos muy bien.
— Lo pensaré. Pero por mientras, quiero que pienses mucho en mí
— Si mi preciosa pilluela
Jorge le seca las lágrimas y le besa para despedirse, ya que el autobús tenía que partir.
Mientras viajaba, pensaba en Sofía. Nunca imaginó enamorarse tanto de alguien, que ahora ocupara todos sus pensamientos, y nunca creyó que ese amor, sería esa chica que hace más de un año, ni siquiera sabía resolver una ecuación simple, lo que le hizo sonreír. Recordando en cómo se conocieron, Jorge sintió que su viaje se le hizo corto, y con la extraña sensación, de que todo en su vida, era perfecto.
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Mi único pecado, fue quererte.
RomantizmDos estudiantes de economía en la universidad de Cardiff, descubren el amor que nació entre ellos de una manera completamente tierna y pura. Pero esto, no siempre es suficiente para estar juntos. La familia de Sofía, no aceptaría que un chico de con...