Capítulo 49

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Ya era el horario de salida y Jorge le informa a Sofía que la llevará a su cita de esa noche, para que no tengan que viajar en doble vehículo.

Al llegar, Sofía baja del Aston Martin y ve una casa moderna, muy amplia, con un pequeño jardín con decorados en piedras y hierva, en el mismo sitio residencial donde vive Carlos.

— ¿Es tu casa? — pregunta Sofía Sorprendida.

— Así es

— Pensé que cenaríamos en algún restaurante para explicar el contrato

— Y eso vamos a hacer, no me siento cómodo en un restaurante con más personas, no podría concentrarme.

Al ingresar, se podía percibir que era la casa de Jorge, puesto que estaba decorada a completamente a su estilo. El lugar era bonito, amplio y con tonalidades entre crema y caoba.

— ¿Te gusta? — pregunta Jorge al ver que Sofía miraba cada rincón.

— Sí. Aunque, es bastante grande para vivir solo tú.

— Tienes razón, por eso estoy buscando a más miembros que quieran vivir aquí.

— ¿A quién por ejemplo? — pregunta Sofía, acompañando a Jorge por la casa, hasta llegar a la cocina, viendo como él saca una fuente del horno.

— A ti.

— ¿Se te olvida que tengo mi departamento?

— Pero ese departamento lo alquilas, esta casa la compré, así que sería más conveniente si quieres ser mi compañera de piso.

Jorge destapó una botella de vino y sirvió pato asado en los platos, Sofía le ayudaba a colocarlos en la mesa.

— ¿Sabes preparar pato? — pregunta Sofía riéndose.

— Claro que no, cuando quiero cenar y no quiero cocinar, llamo a una cocinera que deja las cosas en el horno. ¿Cómo crees que tendría esto solo para calentar, si me he encontrado todo el día en la oficina?

— Oh Jorge, le has quitado la mística al platillo. Habría sido interesante que me dijeras que el anfitrión cocinó para mí.

— Tú sabes que mi habilidad para cocinar, se basa en calentar comidas preparadas — volvía a decir Jorge de manera risueña.

Cenaron tranquilamente y conversaron sobre temas banales, sentados en la mesa de la cocina.

— Muy bien. Ahora explícame por qué debería seguir trabajando en tu compañía — dice Jorge, cambiando su actitud a ser completamente serio.

Sofía lo mira sorprendida, ante su forma de hablar que usaba cuando trabaja en la oficina.

— ¿Es en serio? Esa decisión ya la has tomado, para qué sigues jugando con eso. Solo firma el contrato

— Creo que no eres profesional, no podría seguir trabajando en un lugar que no tiene interés en mis servicios

Él no sonreía, estaba hablando en serio, así que Sofía toma el portafolio con el contrato y comienza a hablar sobre la importancia de su desempeño para la empresa, lo que estaban dispuestos a pagar por la continuidad de asesoramiento y porque era la mejor decisión continuar con ellos. Mientras ella hablaba, ve como Jorge contenía la risa.

— ¿Te estás burlando de mí? — pregunta con fastidio Sofía.

Jorge comienza a reír, ya sin contenerse.

— No me burlo de ti. Solo quiero que me convenzas de porque debería continuar en tu compañía.

— Pero si eso estoy haciendo, te estoy explicando el contrato.

Mi único pecado, fue quererte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora