Rengoku Kyojuro es un profesor de Historia que da clases en la prestigiosa academia Kimetsu, todos sus alumnos y compañeros lo aman, es un hombre responsable y demasiado apuesto. Sin embargo un día después de clases, un viernes decide ir a un bar ce...
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La noche parecía ser melancólica para aquel hombre de melena negra y mirada morada. Se encontraba sentado sobre una banca de madera en el gran patio de su mansión mientras tomaba un delicioso té de lavanda, su mirada no se despegaba de la bella luna que le estaba regalando esa linda noche.
— Algo está mal... Kyojuro no ha reportado nada de lo que le ordene... ¿Si habrá podido...? — se preguntó mientras soltaba un suspiro y veía a su izquierda, sonrió con delicadeza y levantándose de la banca tomo la mano de su esposa quien se veía preocupada.— Amane, amor mío, ¿Qué pasa...?
— Tenemos un gran problema... Kyojuro no podrá ejecutar la segunda tarea...
— ¿Por qué lo dices cariño...?
— Fuimos traicionados nuevamente... Leto... Leto es parte de los Kibutsuji...
La calmada sonrisa del hombre se transformo en un gesto de seriedad que provocó en la bella dama un tenue escalofrío.
—La seguridad que habíamos pedido para proteger a Kyojuro, realmente fue solo para que no pasaran más de los nuestros, incluso para nuestros clientes...
— Diles a los kakushis que traigan de inmediato a Kyojuro...
— Hemos perdido contacto con todos los que se fueron de encubierta en el hotel, al parecer aquella mujer parece tener un plan macabro pues ahora también parte del equipo de "limpieza" a desaparecido. Por suerte llegó el dinero del joven Marcos a tiempo... Pues ahora ya no pueden hacer más transacciones...
— Dile a Shinjuro que vaya por Kyojuro, no podemos dejarlo más tiempo ahí.
— No podemos... La señorita Mia esta en el hospital pues al parecer la bebé puede nacer en cualquier momento, todos están con ella... Si comentamos algo, puede empeorar para la familia Rengoku y para la señorita Mia...
— Las opciones son muy pocas y el tiempo muy corto...— su mirada viajo hasta la luna y soltando un suspiro cerró sus ojos.— No me queda otra opción que ir con Kibutsuji.
— No puedes hacer eso Kagaya... Tenemos el acuerdo...
— Lo sé... Pero si no regresa a salvó Kyojuro... Será una perdida mayor a todo el dinero que recolectaron...
La mirada de su esposa buscaba alguna pequeña esperanza en los ojos de su marido pero las opciones eran pocas. Cerró sus ojos y pensando en alguna alternativa negó con la cabeza al no encontrar alguna.
— Está bien, prepararé la visita y llevaré a mis chicas.
— ¿Estás segura de llevarlas a ellas?
— Son las mejores en armas de fuego además de ser la más preparadas de la organización, si podrán, alguna anomalía la detectarán de inmediato y actuarán al instante.
