Capítulo 14: Moonflower

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— Parece que encontraron una pista, unas chicas fueron liberadas por Rengoku pero él no está... Tenemos que salir de aquí y llevar a un lugar más seguro a las chicas...— comentó el oficial pelinegro mientras veía a su compañero quien asentía en acuerdo a su comentario.

— Ven vamos...— se dieron vuelta y corriendo hasta las escaleras de emergencia, Sabito observó las pisadas de sangre dejándolo confundido.— Que raro... Estás pisadas no las ví...

Se detuvo y mirando con detenimiento la dirección a donde se dirigían entrecerró los ojos.

— Deben ser de los hombres que agarraron a Rengoku...

— Es lo más seguro...— se levantó y volteandose se sorprendió al ver a un hombre con una navaja balancearse sobre él, a punto de ser dañado por esta.

— ¡Cuidado! — el joven de cabellera negra se lanzo sobre el bombero para salvarlo del ataque, recibiendo un fuerte corte en su rostro desde la puente de su nariz hasta el final de su mejilla.

— ¡Oficial Shinazugawa! — el rosado alejo a este y en un rápido movimiento pateó el estómago de aquel hombre para alejarlo.

Unas cuantas detonaciones impactaron contra el hombre dejando sorprendidos a los jóvenes, se alejaron y dejando caer el cuerpo se encontraron con el pelinegro quien en su rostro se notaba la clara preocupación.

— ¡Shinazugawa! Tranquilo, no pasa nada estarás bien...— se acercó a él y sacando unas vendas de su pequeña mochila soltó un suspiro.— Estarás bien...

— Y-Ya lo sé pero... ¡Rengoku! ¡Al parecer tienen a Rengoku!

— ¿Quién les dijo...?

— Esas pisadas, no las vimos cuando íbamos tomando este camino hace unos minutos, además no son suelas de zapatos, ¡Son pies! Debe estar cerca Rengoku o si no alguien lo tomo antes de dar vuelta en esa esquina pues no se ven más...

El sonido de algo metálico caer los alteró, el pelinegro se levantó rápidamente y apuntando en dirección al pasillo, su corazón comenzó a latir con rapidez, frente a él estaba su amado, con varias heridas sobre su cuerpo, la suciedad era evidente y su rostro se encontraba con ligeros hinchazones que hicieron enfurecer a Akaza.

Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas y con un fuerte dolor en su pecho no dudo en ir tras su amado, realmente había sobrevivido y había ayudado a las chicas salir de aquel lugar, era un héroe. El corazón de Akaza latía con fuerza, con tanta que su desesperación crecía más y más, el pasillo era largo pero tenía a su amado a unos metros de él, ansiaba tenerlo ya en sus brazos y darle millones de besos.

Sus piernas comenzaron a correr para cortar la distancia con su amado, sin embargo ambos fueron sorprendidos por los fuertes brazos de Dojo quién se notaba furioso por todo este show. Tomo al rubio por el cuello y con fuerza detuvo su andar, sacando un arma de fuego lo apunto directamente a la sien de Rengoku.

— Oh... Vaya sorpresa, ¿Cómo estas Akaza~?

— ¡Suéltalo y déjalo en paz! Hazlo si no quieres morir de una vez por todas...

— No creo eso suceda...— el joven respiro hondo y quitando el seguro de la arma el corazón del rubio comenzó a latir con más fuerza, no podría detenerlo, moriría frente a su amado.— Sabes, esas mismas palabras me dijo tu hermano aquella vez de su boda.

— ¿Qué...? ¿Qué tratas de decir...?

— Si, esas tontas palabras de Hakuji resuenan en mi mente una y otra vez, créeme, él podría seguir vivo pero quiso hacerse el héroe, si tan solo él... Me hubiera dejado tener a Koyuki no tendría que haber pasado lo de aquel día.

The demon's lamentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora