Capítulo 11: "A tu lado"

449 44 40
                                    

La mirada tierna del rosado al ver al joven comer más de tres platos no perdía ni un solo detalle, recordó las palabras que le dijo aquel chico sobre su complexión y analizando con atención el cuerpo de su amado llevo su mano al brazo de Rengoku.

— Cariño, ¿No has comido bien?

—¿Mh? O-Oh... N-No, deje de comer un poco ya que no podía concentrarme en ciertas cosas, llegue a preocupar a todos mis amigos por las pequeñas porciones que comía, hasta el platillo más delicioso no se me antojaba...— respondió dejando preocupado al rosado quién tomo su plato y fue a servirle más de aquel delicioso guiso.— ¿Qué haces?

—Necesitas comer más cariño, ¿Has ido al gimnasio?

— N-No... Me la pasaba en los bares...

— Aah... Mañana iremos a ejercitarnos un poco, ¿Te parece~? — el rosado le dejo su plato frente a él y besando su suave cabello se sentó en su lugar dejando embobado al rubio.

— Te dejare sin comida...

— No pienses en eso, después de todo siempre hago más, se lo mucho que te gusta comer~ — respondió el chico dejando encantado al rubio. 

Una sonrisa tierna apareció en los labios de Rengoku y comiendo con gusto aquel exquisito platillo observo al rosado.

— Esta delicioso... Gracias~

La noche nuevamente había pintado el cielo, el frío chocaba contra los enormes ventanales del departamento dejando suaves corrientes de aire colarse por las habitaciones. La luz se encontraba apagada y los cuerpos de los jóvenes estaban acurrucados en el sillón tapados con una suave manta viendo una película, la cabeza del rubio estaba apoyada contra su pecho quien acariciaba esos hilos de oro dejando somnoliento al rubio. Unas risas escaparon de sus labios al ver una escena de la película pues ambos habían decidido ver "La princesa y el sapo", el rosado bajo su mirada observando con detalle la suave y cansada expresión del chico que tenía en brazos, ver aquellos ojos iluminados como un niño pequeño le hizo olvidar todo el mal que habían sufrido, sonrió y depositando un beso sobre su cabeza escuchando un tierno ronroneo hizo que sus brazos apretaran más el cuerpo de Rengoku.

— Cariño, ¿No tienes sueño...? — preguntó ganándose la dulce mirada del mencionado.

— No, solo mi cuerpo está cansado, ¿Tú ya tienes sueño...?

— Nop, estoy bien... Pero me gustaría que fueras a descansar mejor, ¿No te arden los ojos?

— Mmh... Algo... Olvidé mis lentes en mi casa...— el rubio volvió su vista a la película y acomodándose sobre aquellos brazos, cerró sus ojos.— Son tan cálidos tus brazos...

Pasaron unos segundos hasta que el joven profesor se quedará dormido dejando todo su peso sobre el pecho del rosado quién continuaba viendo la película sin percatarse que su querido amante había entregado su cuerpo a Morfeo. Intento moverse y escuchando la suave respiración de Rengoku sonrió feliz, pues realmente había extrañado al chico, con sumo cuidado se recostó mejor en el sofá y apagando la pantalla dejo el control cerca de una mesita ratonera, tomo el cuerpo del rubio y acomodándose junto a él agradeció que su sofá fuera enorme así no tendría que preocuparse por si se cae el chico.

Se acurrucó con él y cerrando sus ojos comenzó a caer en el sueño profundo.

"— ¡Akaza mira! — la suave voz de un joven comenzaba a invadir su mente dejando una extraña sensación de calidez — ¡Es un pequeño cangrejo~! Siempre quise ver uno de cerca...— una imagen se proyecto en su cabeza sintiendo su corazón detenerse por un momento, su querido hermano estaba frente a él con un aspecto muy juvenil, su primera vez en la playa, ¿Por qué estará soñando esto? — ¡Oh! ¡Mira! — el chico de cabellera negra corrió hasta la orilla del mar y riendo cada que las olas del mar tocaban sus pies, el pequeño chico corrió hacia él para tomar su mano.— ¿Qué ocurre Akaza?

The demon's lamentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora