CAPÍTULO 5 PARTE 2

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Piero la había evitado durante los días previos a la fiesta, aunque no dejo de echar una mano en lo que hiciera falta, sobre todo por la insistencia de Berta, que se acercaba a él con cualquier excusa y con una sonrisa bobalicona en su rostro. Y con el móvil para hacerse fotos con él.

Carmen no parecía preocupada por el enamoramiento de su hija, pero a Lara empezó a no hacerle gracia ver a Piero sonreírle a la muchacha como no hacía ya con ella. Recordaba esa sonrisa de tiempo atrás, cuando ambos eran amigos y sentía celos por haber perdido la complicidad con él, de la que parecía ir haciéndose dueña Berta.

En ese momento, al verlos marcharse juntos a hacerse una foto, no pudo evitar sentir un pellizco en el estómago. Se dijo a sí misma que no eran celos, que lo que le molestaba era el haber perdido su estatus de mejor amiga con el italiano.

Nada más.

—Espero que estés disfrutando de la fiesta.

Lara se dio la vuelta y se encontró cara a cara con su vecino José, el dueño del viñedo vecino. Al final su padre la había convencido para que lo invitase a la fiesta, a pesar de la agria disputa que tuvieron a cuenta del hotel y de las tierras.

—Hola, José. Sí, estoy contenta.

—¿Has pensado que todo esto es demasiado ambicioso para una zona como esta?

José lanzó la pregunta con una cierta mala uva que no se le escapó a Lara, pero no era noche para discutir con su vecino.

—Si no eres ambicioso, nunca ganas nada —le contestó, devolviéndole la pulla.

—Solo te digo que esta no es zona para turistas, estas tierras son de las mejores del mundo para producir vinos y llenarlas de gente pisoteando las viñas no sé si será la mejor idea del mundo.

—Nadie va a pisotear las viñas.

—Espero que cuides de que así sea y que ninguno de tus clientes se meta en las mías.

Se dio la vuelta para marcharse, a tiempo de no ver cómo Lara resoplaba. Ese hombre era capaz de sacar de quicio a cualquiera.


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Amor en el viñedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora