CAPÍTULO 6 PARTE 1

107 8 1
                                    


Cuando Lara se levantó por la mañana, Paola no se ahorró una regañina.

—¿Se puede saber dónde te metiste anoche? —le dijo, enojada.

—Mamá, ¿qué pasa? Estuve en la fiesta, como todo el mundo —le respondió Lara.

—De eso nada. Desapareciste un buen rato y me volví loca intentando entretener a esos periodistas que invitaste. Qué sé yo qué saldrá de esto, Berta se dedicó a enseñarles todos sus perfiles de las redes.

—Esa niña es un caso, pero no creo que suponga ningún problema —dijo Lara, dándole un beso a su madre—. Seguro que lo hiciste muy bien. ¿Está ya el café?

—¡No me cambies de tema! ¡Y no seas zalamera que no funciona!

—Mamá, ayer salí un momento al jardín con David. ¿Por qué me miras así? —preguntó.

—Bueno, es que no me lo esperaba de ti.

La chica suspiró.

—Mamá, está todo controlado, no te preocupes. No pasó nada.

—Espero que así sea, hemos invertido mucho trabajo en esto y los problemas vendrán solos. Es solo que no me parece el momento indicado para que te distraigas...

—No me voy a distraer, mamá —cortó Lara en el acto.

—¿Y entonces? ¿Qué estabas haciendo con él a solas?

—¡Hablar!

—¿Solo hablar durante casi una hora?

—Ay, mamá...

—¿Qué significa ese «ay»?

—Bueno, nos besamos, pero no sucedió nada. No estoy tan tonta como para embarcarme en una historia con alguien ahora.

—Bueno.

Cuando Paola decía «bueno» era para preocuparse. Se había dejado guardados mil reproches en la recámara y lo más probable era que, para cuando los soltase, le cayeran encima a ritmo de ametralladora.

Imposible salir indemne de ellos.

—Bueno, ¿qué? —preguntó Lara, que no tenía muchas ganas de dejar cosas pendientes. En ese día había demasiado de lo que ocuparse para tener en la mente la preocupación de una discusión con su madre.

—Que no me parece bien —gruñó Paola.

—Mamá, solo he besado a un hombre, por favor. Te estás poniendo un poco dramática. Para tu tranquilidad, te repito: no es momento de complicar las cosas con nadie, aunque quiero que sepas algo. Cualquier día pasará. No sé si será con David o con otro, pero algún día me acostaré con alguien sin que signifique nada. Es lo normal. Sé que yo no era así, que siempre he sido demasiado formal, pero te recuerdo que me rompieron el corazón y me lo dejaron hecho pedazos tan pequeños que no sé si alguna vez seré capaz de recomponerlo. Mira, aunque esté loca por sacar adelante un proyecto que incluye un monasterio, no pienso hacerme monja en la vida, así que tendré que darme ese capricho de vez en cuando. Pero solo será eso, un capricho. No soy tan idiota de dejar que de nuevo me hagan daño.

Paola la miró como solo saben mirar las madres.

—Cariño, uno no se enamora cuando quiere, ni siquiera de quien decide enamorarse. Sucede incluso cuando te han roto el corazón en pedacitos tan pequeños. Sé que Lucas te marcó mucho, que te fuiste de aquí porque no podías soportar saber que estaba tan cerca y ya no seríais nada, pero...

—Mamá —dijo ella, cogiéndola por los hombros—, no pasa nada. David me gusta, pero no me voy a enamorar de él.

—El que juega con fuego, se quema y ese muchacho es muy guapo, yo solo te digo eso.

—Pues por eso me gusta, porque es muy guapo. Y porque besa de maravilla... Y no me vuelvas a mencionar a Lucas, por favor.


SI TE HA GUSTADO, SE AGRADECE UN LIKE Y SI COMPARTES TE MANDARÉ MIS MEJORES VIBRAS.

Amor en el viñedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora