Narra Øystein
Finalmente llegó el día en el que Hide y Riko unirán sus vidas. Me apresuré a tomar un baño, me arreglé el cabello, me puse la ropa costosa que dejaron la noche anterior en mi puerta y me fui a la lujosa mansión de los papás de Riko.
Me sentí muy feliz por Hide, en su mirada había un brillo que jamás había visto en sus ojos, estoy seguro que le irá muy bien en su matrimonio. De un momento a otro me entró la nostalgia... ¿Así de felices hubiéramos sido Pelle y yo el día de nuestra boda? Me preguntaba cosas similares a esa constantemente ¿Por qué sigo pensando tanto en él si ya ha pasado mucho tiempo?.
Después de un rato me despedí de los novios dejándoles un obsequio y felicitandoles una vez más por su matrimonio. Comenzaba a oscurecer y no tenía ánimos de bailar; comencé a caminar. Iba llegando a la parada de autobús cuando Corey me alcanzó.
Corey: ¿Por qué te vas tan temprano?
Øystein: ¿Por qué lo hiciste tú?
Corey: Porque mi pareja de baile se fue
Øystein: Pues qué mala suerte
Corey: La ropa se te ve muy bien
Øystein: Gracias, admito que tienes buen gusto
Corey: Pues me gustas tú
Øystein: Bueno, ese es tu único mal gusto
Corey: No digas esas cosas
Øystein: Es la verdad
Corey: ¿Irás a casa?
Øystein: Probablemente... Aunque primero quiero beber un poco
Corey: ¡Qué casualidad! Yo iba a beber algo
Øystein: ¡Ah! Qué coincidencia
Corey: ¿Te importa si te acompaño?
Øystein: Mientras cuides tus manos y boca, no hay problema
Corey: Lo haré
Entramos al bar y pedimos copa, tras copa, tras copa hasta que finalmente pedimos la botella; y luego otra, y otra, y otra. Salimos del bar conversando y tropezando hasta con nuestros pies. Llegamos a mi dulce hogar, Corey dijo que le traería pero está igual de ebrio que yo, no puede irse así a su lujosa casa. Parece raro pero, por vez primera su compañía no me parecía tan molesta como siempre me lo había parecido.
Øystein: Bien, este es mi pedacito de cielo al que llamo hogar
Corey: Es pequeño pero lindo... Las cosas se parecen a su dueño
Øystein: Por favor, no empieces
Corey: ¿Qué hora es?
Øystein: Son casi las 2 de la mañana
Corey: Es muy tarde ya
Øystein: Sí
Corey: Ya me voy
Øystein: ¿Vas a irte así?
Corey: ¿Qué tiene?
Øystein: Estás bastante ebrio, y ya es muy tarde
Corey: ¿Y qué sugieres?
Øystein: Pues...
Corey: ¿Ajá?