Una mañana te despiertas en tu habitación como todos los días, como si no fuera gran cosa...
Estás rodeado de tus juguetes habituales, todos esparcidos en la alfombra verde desteñida, desgastados por horas y horas de jugar al escondite, o la rayuela (mamá odia los trazos de tiza en la tela), hasta tienes la cuerda para saltar asomando por debajo de la cama.
Dibujos arrugados decoran las precarias vías del tren que construiste la tarde anterior, el camión de bomberos a su lado, descansando de su última aventura. El pelotón de bomberos está listo para otra: especialmente Thomas, el pelirrojo y regordete. Siempre salvando el día. Como anoche, que rescató al tren y a sus pasajeros de una calamidad inminente.
Estás de lado, mientras miras el vagón trasero de tu tren favorito pegado con cinta adhesiva, con la mejilla aún pegada a la almohada, tu mirada baja hacia todos los restos de la diversión que tuviste hace solo unas horas.
Pantuflas y una bolsa de gomitas casi vacía: las favoritas de Caleb. ¿Cómo terminaron allí? ¿Debajo de su cama? Pensar que la gente no cree en las hadas, entonces expliquen esto.
Te levantas y las tocas con el dedo índice. Están pegajosas de haber pasado horas tiradas. Qué asco.
A través de la ventana que da al jardín, el sol golpea tu rostro como una piedra caliente; parpadeas y te preguntas por qué Caleb no se ha levantado todavía.
¿Por qué recordar estas cosas duele tanto?
Y luego el mundo se abre de nuevo, más de lo que creías posible, y te traga por completo.
Ahora lo recuerdas.
Lo sabes con seguridad.
Lo sabes todo porque te acabas de levantar de debajo de su cama para mirar su rostro gris.
Tu hermano está muerto.
***
—Noah, por favor, no te hagas esto a ti mismo —La voz de Elena me trae de vuelta del dolor, y el aire que respiro duele.
Las baldosas debajo de las suelas de mis zapatillas Converse duelen.
La estúpida luz procedente de la lámpara de pie de hierro de aspecto caro también duele.
Me pongo de pie, mis piernas se tambalean, mi boca sabe seca y lo sé todo ahora. Mi hermano está muerto porque lo maté con un deseo de muerte.
Si me mirara en un espejo en este momento, ¿aparecerían pedazos de hueso cerca de la superficie de mis sienes sudorosas? ¿Es así como se siente ser sincero? ¿Para destripar tu más profundo secreto y tormento?
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Dueles Tan Bien (ChicoxChico)
Novela JuvenilNoah Riley, de diecinueve años, se despierta desorientado, empapado hasta los huesos y solo en las costas de Rockaway Beach, Brooklyn. Después de una petaca de licor Jägermeister, bastante autodesprecio, y muchas malas decisiones borrachas, no tiene...