Luna plateada

Capítulo 5

Capítulo 5

Yo sentía que algo me faltaba. Definitivamente algo me faltaba y durante dos semanas no pude quitarme esa sensación de que algo me faltaba, muchas cosas de mis recuerdos faltaban. Como si simplemente lo hubiera olvidado. Sin embargo, como había dicho, conseguí el número de Jace y marqué su celular desde mi precioso Galaxy s6.

Tuvimos una pequeña charla sobre cómo me estaba yendo y todo lo que había pasado, le comenté que había conocido a un par de chicas bastante extrañas, que una era una rubia que se hacía llamar la chica de más tiempo de Dylan, y que la otra al parecer también había sido la chica de Dylan, cuando me pidió su nombre y le dije que se llamaba Katy, él estalló en carcajadas, me dijo que era mejor que me mantuviera alejada de la chica rubia y que buscara problemas con Katy sólo por llevarles la contraria a varias personas.

Luego le había preguntado sobre por qué me había regalado el libro de cuentos y me dijo que era una forma de tratar de llevarse bien conmigo y no era por alguna razón en especial más allá de eso.

No estaba complacida del todo, pero dejé el tema.

Cuando Jace volvió por los fines de semana, salimos al supermercado y al cine, queriendo simplemente matar el tiempo. Yo no estaba tan encantada de salir, pero cuando él me lo pedía... por más que quería resistirme, terminaba accediendo.

Para la tercera semana me había llevado otro par de golpes en la cara con alguna puerta estúpida que se cruzaba en mi camino gracias a Nathaniel. No podía evitar sentir cada vez que nos tocábamos, como si algo se agitase dentro de mí y me pidiera ser liberado. Definitivamente sentía cosquillas con su toque, pero eso no era amor, me repetí miles de veces.

Me mantuve al lado de Katy, notando de vez en cuando que ella parecía tener mucha fuerza para ser tan menuda y pequeña. Habíamos tenido un partido contra los chicos en deportes y ella había sido como una ráfaga, moviéndose rápida y ágilmente por todo el lugar, ningún chico parecía poderle hacer competencia, salvo uno. Un chico llamado Austin que al parecer estaba igual de entusiasmado y contagiado por su alegría y positividad, cuando el partido termino, ellos dos seguían corriendo por toda la cancha como si no estuviera ni cerca de cansarse.

Samanta y yo... no es que fuéramos buenas amigas, pero cuando yo no estaba con Katy, ella y yo parecíamos tener una conversación interesante y normal. De lo más normal, y según ella decía, yo ya no era la chica de Dylan porque ya no tenía su olor, lo que fuera que eso significaba. De hecho, parecía llevarme más o menos bien, tanto que me invito a una fiesta que organizaría el sábado en su casa. No sé qué me impulso a decirle que sí, porque yo estaba bastante segura de que no quería ir a su casa, ni estar cerca de ella más de lo normal. Pero me encontré a mí misma asintiendo y diciéndole que la vería el sábado.

Y ahora... aquí estaba. Frente a mi tocador eligiendo un vestido bonito para usar en la tonta fiesta de Samanta. Ella por supuesto no había invitado a Katy y eso me dolía un poco. Pero después del tiempo que ya llevaba en el pueblo, podía entender que de hecho Katy no parecía llevarse bien con nadie a excepción de mí y uno que otro chico.

Caly llamó a la puerta mientras yo seguía parada frente al tocador decidiendo si debía llevar un vestido azul turquesa de mangas casual o un vestido color vino sin escote.

-Adelante -musité mientras cambiaba frente a mi cuerpo uno y otro vestido, decidiendo cuál se me veía mejor.

Caly entró llevando una pequeña caja alargada y rectangular de color negra. Ella extendió sus manos hacia mí y me miro expectante a que la tomara.

-¿Es para mí? -Pregunté sorprendida.

-Por supuesto. Es un regalo que todos escogimos para ti, incluso tu padre... por cierto, ayer me llamo por la noche y dijo que tendría que quedarse un par de semanas más fuera de casa ¿está bien?