¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
. . . . . . . . . 测验 Wed O3/O3/2O21
Cuando los chicos salieron de esa sala, se sentían vacíos completamente. ¿Cómo se supone que iban a seguir viviendo día a día sin su razón especial para hacerlo?
Todos comenzaron a caminar hacia la salida para ir a casa, ya que sabían que Maia estaría ahí, y tenían que hablar con ella.
Al llegar, todos comenzaron a caminar hacia la habitación de la rubia, donde la vieron empacar sus cosas mientras limpiaba sus ojos con fuerza.
Un golpe en el pecho les llegó al verla dejarse caer al suelo mientras lloraba a mares, sosteniendo el marco donde yacía una foto del debut donde todos estaban sonriendo por haber debutado juntos.
Chan detuvo a Felix, que estaba a punto de entrar a la habitación de Maia y abrazarla. Negó con la cabeza al mismo tiempo que se tragaba sus ganas de gritar y llorar, y solamente tocó la puerta. La menor levantó la cabeza, y esa fue la perdición de los ocho hombres.
Verla ahí, siendo un océano entero y con el dolor reflejado en sus expresiones.
— Ya me voy, tranquilos — Susurró tratando de no quebrarse más frente a ellos.
— Maia...
— Nosotros podemos-
— No voy a permitir que ustedes renuncien a su sueño por mí, así que ni siquiera lo intentes, Felix — Soltó mientras se levantaba y secaba sus lágrimas con fuerza. Notaron como esta tenía la cara roja y empapada, y alrededor de sus ojos la rojez era más evidente, debido a que se frotaba los ojos con fuerza, lastimándose en el intento.
— Maia — Sollozó Jeongin intentando entrar a la habitación, pero nuevamente Chan lo detuvo. — ¡Déjame, Chris! — Gritó alterado.
Chan lo miró sorprendido. Él jamás le había dicho Chris, y tampoco le hablaba con irrespeto por más que fuera su novio, pero era obvio, no quería que Maia desapareciera de su vida. Ninguno de ellos quería eso.
— Este también es tu sueño, Maia — Dijo Changbin con ganas de llorar y mandar a todos a la mierda.
— Prefiero perder mi sueño, mi vida y mi felicidad a que ustedes también lo hagan — Terminó de empacar sus cosas y los miró de frente. — Gracias por todo lo que hicieron por mí en estos años. No tengo como pagarles por todo lo que han hecho, pero quiero que sepan que estaré feliz por ustedes siempre — Finalmente se dignó a mirar a Minho.
Ya no había ninguna pizca de brillo en los ojos de ambos. El amor con el que hace horas se miraban, ya no estaba.
