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. . . . . . . . . 测验 Tue O9/O3/2O21
La noche anterior habían recibido noticias sobre el estado de Heeseung y Jake, alegando que les darían el alta por la mañana.
Jay estaba ayudando ambos chicos a entrar al auto para llevarlos a casa, en lo que Maia finalmente salió del hospital junto a Jungwon.
— ¿Estás mejor? — Preguntó el mayor con preocupación. Se había enterado gracias a Jay y Jungwon sobre lo que había sucedido con Maia y el mensaje amenazante que había llegado al teléfono de la chica.
La pelinaranja lo miró por el retrovisor y suspiró. — Yo debería de preguntar eso. Fue mi culpa el que-
— Ya deja de decir eso, Maia noona — Se quejó Jake frustrado. — Nadie tiene la culpa de nada, y menos tú.
— Jake tiene razón — Concordó Jay mirando a la chica de reojo mientras conducía. Podría haberla dejado a ella que manejara, pero sabia que la chica aún estaba alterada por el mensaje y por lo sucedido con los dos chicos en los asientos de atrás. — No fue tu culpa, Maia. No sabías que esto pasaría y tampoco lo imaginaste. Deja de culparte por algo que sucedió y no tenías poder de ello.
— Pero-
— Noona — El tono severo de Jungwon la hizo callar. Podría ser menor que ella, pero Jungwon enojado era todo un caso que definitivamente no quería sobrellevar, así que mejor se calló en lo que restaba del viaje mientras escuchaba a Jake, Heeseung y Jay hablar de cualquier otra cosa que no tuviera nada que ver con el tema.
— ¿Dónde están Sunghoon y Sunoo hyung y Ni-ki? — Preguntó luego de un tiempo callado. Jake miró a Jungwon y alzó los hombros en señal de no saber nada. Luego miró a Heeseung pero este tampoco sabía, Jay menos, y entonces su mirada se enfocó en Maia.
— Sunghoon dijo que se quedaría en casa arreglando para recibirlos, y Sunoo y Ni-ki me dijeron que irían a casa, pero creí que irían con Sunghoon. Lo llamé hace rato y me dijo que ninguno de los dos están en la casa — Ahí fue cuando los demás comenzaron a alterarse al no saber dónde estaba el menor.
— ¿Dónde pueden estar esos dos? — Preguntó Jay preocupado.
Nadie sabía que responder, y el teléfono de Maia también ayudó en que nadie hablara ya que la chica contestó inmediatamente al ver el número de Ni-ki.
— ¿Dónde demonios estás, Nishimura Ri-
— Sunoo y Ni-ki fueron asaltados en pleno parque cerca de su casa y los acabo de encontrar en el suelo llorando sin hablar — Maia no sabía si palidecer ante la noticia o el hecho de saber quién le estaba hablando.
