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. . . . . . . . . 测验 Sat O6/O3/2O21
Otro día, otra reunión en la casa Stray Kids.
Su padre lo obligaba a estar pegado a Vanessa todos los días, y eran pocas las veces que podía respirar en paz, y era cuando estaba en casa.
No iba a negar que se besaba con Vanessa para alejar el amargo sabor que era el no tener a Maia con él, pero era peor ya que solo se imaginaba a su dulce chica besándolo, y se decepcionaba al abrir los ojos y ver que no era Maia, sino Vanessa.
Incluso pensó en tener relaciones con la chica estando ebrio para satisfacerse al pensar tanto en Maia, pero le era imposible siquiera tocar a la rubia sin recordar a su diosa.
Muchos podrían decir que estaba exagerando, pues solo habían pasado cuatro días desde que todo comenzó, pero no era así.
Darle la espalda a una persona importante para ti, verla sufrir, llorar, gritar y ser miserable, ver como todo su esfuerzo y dedicación de años se iban a la mierda en cuestión de segundos, y encima perderla de tu lado y tu vida. Todo eso era una completa agonía.
Cada hora, cada minuto y cada segundo eran como ahogarse en medio del océano. Te sentía mal, impotente, asustado, dolido, triste a cada hora del día, y sentías que ya no valía la pena luchar, porque todo lo hermoso en tu vida te lo habían arrebatado.
Así se sentía Minho. Podrán haber pasado solo cuatro días, pero esos cuatro días fueron los peores de su vida.
Minho la amaba, la amaba como nunca antes había amado a alguien, y el simple hecho de que la hubieran alejado de su lado de la manera más dolorosa y cruel posible, era lo que lo tenía hecho un desastre.
Sus ataques de pánico regresaron. Esos que no se presentaban desde el pre-debut, habían vuelto, y más fuertes que nunca.
Estar rodeado de gente que lo acosaba día y noche por el tema de Maia, y encima el tema del hiatus de Hyunjin. El retraso del comeback y el álbum en sí, y la constante presión que tenían en Kingdom, más el tema de su padre y la ausencia de Maia. Todo eso lo tenía al borde del colapso.
En esos cuatro días Minho comenzó a refugiarse en el trabajo, dejando de comer, de dormir y de siquiera pensar, porque cada vez que tenía un momento libre y pensaba en cualquier cosa, todo recaía en Maia. Su teléfono, lleno de Maia. Su habitación, llena de Maia. Cada rincón de la casa, llena de Maia. Todo giraba en torno a Maia.
Maia.
Maia.
Maia.
Incluso Vanessa ya se había hartado de eso. Estaba por mandar a la mierda todo y dejar a Minho porque lo tachaba de traumado, sin saber que no era trauma, era amor.
