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. . . . . . . . . 测验 Tue 15/O3/2O16
(14-17)
— ¿Por qué tengo que ir? — Preguntó en una queja mientras era jalada por su hermano.
— Porque la señora Yang no puede cuidarte hoy, por eso.
— ¡Pero estar aquí es aburrido! — Dijo en un puchero, haciendo que el mayor suspirara.
— Siempre te ha gustado venir, ¿ahora cuál es el problema? — Preguntó en la entrada del lugar mirando a la pelinegra confuso.
— Que ustedes siempre están ocupados y no hay chicos de mi edad para hablar y no pasar horas sentadas viéndolos bailar.
— Jungkook es de tu edad.
— Jungkook tiene dieciocho, Yoongi.
— Y tú catorce, ¿cuál es la diferencia? — La dejó en la entrada sola, y la menor no tuvo más opción que correr para alcanzarlo en los pasillos.
— ¡No quiero estar aquí, Yoon!
— No me hagas berrinches ahora, Maia. Te dije que la señora Yang no pudo cuidarte hoy y tuve que traerte a la empresa. Siéntate en tu esquina, haz tus tareas y cállate — La menor bufó molesta pero no volvió a decir nada. Sabía que el amargado de su hermano no la dejaría salir sola, así que tenía que obedecer para que él no le quitara el teléfono y la consola al llegar a casa.
Al llegar a la sala de práctica, la menor ignoró a los seis chicos que la saludaron y tiró su mochila en la esquina donde siempre se sentaba, quedándose ahí con un rostro molesto mientras sacaba sus cuadernos para hacer la tarea que le habían dejado en la escuela esa misma mañana.
— ¿Ahora que le hiciste a la niña, Yoongi? — Preguntó Jin con una ceja alzada viendo el semblante molesto de la menor a lo lejos.
— Comenzó con su berrinche de no querer venir y le dije que fuera a su esquina a hacer tareas y que se callara — El mayor volvió a alzar la ceja con sus manos en la cadera, y Yoongi bufó. — Hyung, ya la conoces.
— Es una niña, Yoongi.
— Una niña que va a cumplir quince en unos meses. Es lo suficientemente madura como para entender mi postura.
— No seas tan duro con ella, hyung — Dijo Namjoon palmeando su espalda. — Todos los chicos de su edad quieren libertad, no estar aquí encerrados por horas y horas solo viéndonos a nosotros bailar.
— Estoy muy seguro que Maia está harta de vernos ya — Se metió Jimin acercándose al círculo. — Nos ve todos los días de su vida, y descansa de nosotros las horas que la señora Yang la cuida, pero no son suficientes como para que la tengas que traer a vernos por más horas en el día.
