Recordaba que nunca podía estar en las obras escolares y todo por el simple hecho de que era pésima actuando. Me moví de un lado a otro como una leona enjaulada mientras comenzaba a mordisquear mis uñas con nerviosismo. Tenía que relajarme de alguna manera si no terminaría estallando en cualquier momento. Cerré los ojos, inhalé y exhalé sintiendo como mi pecho se inflaba y desinflaba con rapidez.
—Puedes hacerlo, Anna—Hablé mirando mi reflejo en el espejo del baño—Solo sonríe y recuerda: Adam y Yo nos conocimos en la universidad, en un descuido, ambos chocamos y terminé en el suelo, el me ayudó y fue muy amable conmigo. Después nos volvimos a encontrar un día que salía de la biblioteca. Adam me acompaño y…
Quede en blanco.
Suspiré y miré el largo texto en mi celular. Adam había enviado un mensaje con la historia que debía contar en caso de que alguien preguntara como ambos nos habíamos conocido. Hice una mueca al leer la pequeña partecita que siempre terminaba olvidando.
—Nosotros nos enamoramos después de salir unos días más—Continué recitando las pequeñas líneas en mi celular—No quería decir nada porque tenía miedo de la reacción de todos. Pero, ya no queremos esconder más nuestro amor…
Rodé los ojos. Definitivamente era el texto más cursi que había memorizado en mi vida.
— ¡Anna, cariño! ¡Adam está aquí!—Anuncio entre gritos mi madre.
— ¡Ya voy!
Respondí saliendo a toda prisa, pase una mano por mi maleta y la levanté del suelo. Baje las escaleras con cuidado de no caer en el proceso. No entendía como algunos vestidos y unos cuantos zapatos podrían pesar tanto. Elevé la mirada topándome con mi madre y Adam, ambos riendo como si fueran conocidos de toda la vida. Mama, vestida con tacones medianos y un hermoso vestido rosa palo estaba junto al pelinegro en la entrada; por su parte Adam, traía una camisa negra y un pantalón de esos que me hacían imaginar cosas no aptas para menores de edad.
Sacudí la cabeza intentando alejar de mi mente todas las cosas que pudieran distraerme de mi objetivo. Él era mi enemigo, y aquello una farsa, nada más, ni nada menos que eso.
Así debía ser.
—Estas hermosa—Afirmo mi madre con una brillante sonrisa. — ¿A que sí, Adam?
La vista del pelinegro me recorrió con cuidado, escaneando cada uno de los rincones donde el vestido de tonos melocotón se ajustaba a mi cuerpo. Por un momento me sentí desnuda, expuesta. En sus ojos serpenteo un brillo que no pude descifrar, un brillo que hiso que todo mi cuerpo se encendiera.
—Da igual lo que se ponga, Anna siempre es hermosa.
No sabía por qué demonios mis mejillas estaban tan calientes, tampoco sabía en que momento las esquinas de mi boca se habían curvado hacia arriba. Yo estaba sonriéndole, mi cuerpo otra vez estaba traicionándome.
—Bien, tortolitos. Espero que la pasen bien —Canturreo mi madre rompiendo el silencio que se había creado entre ambos—Por favor no hagas ninguna bobada, hija.
—Mamá, ni que fuera una niña.
—A veces te comportas como una—Algo parecido a una risa se escuchó salir del pelinegro. Lo mire mal y el simplemente se encogió de hombros en un gesto de: “Ella tiene toda la razón”. Mi madre se giró hasta quedar frente a Adam—Cuídala mucho, ¿sí?
—Lo prometo—Le guiño un ojo y pude ver a mi madre derritiéndose mentalmente.
Se acercó hasta mi posición, la suavidad de su olor revoloteaba a mí alrededor como mariposas en pleno vuelo. Tomo mi maleta, con la otra mano rodeó mi cintura dando un leve tironcito para indicarme que era hora de partir. Adam le dedico una sonrisa digna de un óscar a mi madre justo antes de que ambos nos pusiéramos en marcha y atravesáramos la puerta, rumbo al auto.
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Tan Solo Una Mirada ( Editando)
Romance¡¡POR QUE ESTÁS HACIENDO ESTO!!-gritó la chica mientras rodaban lágrimas por sus mejillas. Él al contrario de ella estaba feliz porqué aunqué ella sufriera, era por su bien lo hacía para cuidarla de los demás , para que nadie le hiciera daño no q...