Capítulo #20

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Adam

No se preocupen aremos todo lo posible para encontrarla— Exclamó el oficial de policía antes de salir por la puerta y subirse en la patrulla

A mi derecha Isabella recubría su rostro con ambas manos sollozando sin parar, mientras que Tomas trata de consolar a su esposa. Intentaba ser fuerte, por en realidad está destruido. Su hija lleva desaparecida más de setenta y dos horas y se sospecha de un posible secuestro

— Adam—la voz masculina logró sacarme de mi pensamiento. Tomas se movío hasta mi posición, posó una mano sobre mi hombro y suspirando con pesar añadió—Deberías ir a casa. Toma un baño y también intentar descansar un poco.

— Él tiene razón cielo —Esta vez hablaba Isabella —Que estés aquí no resolverá nada, ya hemos hecho todo lo que podíamos hacer. Ahora solo nos queda rezar y ser pacientes.

Acentí y sin decir ni una sola palabra, salí de la casa abordando mi auto y poniéndome en marcha

Llevaba llamando a su número hacía ya varias veces. Pero nada, terminaba enviándome al buzón como en los intentos anteriores. Mis manos estallaron contra el volante con furia, las lágrimas no paraban de salir y sientía un enorme dolor en mi pecho. Todo este tiempo en el que Anna había estado desaparecida no habia podido lograr en  las noches. No lograba pensar en más nada que no fuese en ella y lo peor de todo es que me sientí culpable. Si, culpable por haberla dejado sola, culpable por no haberme quedado con ella, culpable por no haber podido proteger a la mujer que amo

Mi celular comenzó a sonar y el corazón me dio un vuelco enorme al ver las letras de su nombre en la pantalla — ¡DONDE DEMONIOS ESTAS!—Estallé nada más contesto la llamada— ¡NO SABES LO PREOCUPADOS QUE NOS TIENES A TODOS!—No se escuchaba nada al otro lado de la línea. Solo silencio— ¡MALDITASEA RESPONDE CUANSO TE HABLO!

Una risa masculina se carcajeaba al otro lado de la línea.

— Puedes irte despidiente de la ilusión de volver a ver a tu querida esposa.

Mis músculos se tensaron y mi respiración se volvía agitada, mientras un severo escalofrío estremeció mi cuerpo.

— No sé quién demonios seas, pero por tu propio bien espero que no le pase nada a mi mujer

— No soy como tu Adam— Me cortó las palabras volviendose a  a escuchar otra risa en un tono más relajado—Tuviste tu oportunidad, ahora es mi turno

— Espero que estés rezando hijo de puta, porque cuando te encuentre juro que te mataré

—Y quien dijo que me encontraras

Antes de que pudiera pronunciar palabra alguna finalizo la llamada dejándome sumergido en la total y absoluta desesperación. Debía encontrarla lo más pronto posible antes de que lo peor pasara

Anna

La tenue luz que se filtraba atreves de las finas cortina color uva hacían que removiera  mis pesados parpados. De manera casi inmediata intenté levantarme de la cama y una fuerte punzada arremetió contra mi cabeza obligándome a soltar un leve quejido de dolor

— Despacio cielo—Su voz sonaba lejana en mi cabeza y tardé varios minutos en reconocer a la figura masculina que me está ayudando

— ¿Gabriel?—Pronuncié con dificultad, a la vez que mis piernas fallaron y me agarraba para evitar que llegue al suelo

— Hola—Saludó sonriente, levantándome y volviendo a ubicarme con delicadeza sobre las sabanas— Pensé que nunca despertarías

— ¿Donde?—Lo miré completamente confundida — ¿Dónde estamos?

Gabriel volvió a sonreír. Pero no dijo nada. Se puso en pié   y caminó junto a la pequeña mesita que estaba al otro extremo de la habitación,  agarrando una bandeja y llevándola a la cama junto a mi

— Lo hice especialmente para ti

— ¿Qué es este lugar?, ¿Cómo demonios llegue aquí?—intenté seguir pero me silenció posando su dedo índice sobre mis labios

— Dejemos las preguntas para después del desayuno quieres

— Pero…

— Sin peros dije. Ahora come antes de que se enfríe

Suspiré cansada agarrando una de las tostadas para untarla con mantequilla. En realidad estaba ambrienta y el dolor de cabeza no ayudaba mucho. Tampoco sabía cómo había lleguado allí. Lo único que podía recordar era que había estado frente a la casa de mis padres. Lo demás estaba todo nublado y lo peor de todo es que no sabía el por qué demonios estaba tan incómoda con la presencia de Gabriel, quien no apartaba los ojos de mí en ningún momento

Volví coger otra tostada mientras observaba con recelo el lugar. Las paredes pintadas de azul claro, el suelo completamente alfombrado. A mi derecha estaba una puerta que pareía ser el armario y a mi izquierda una pequeña mesita con una lámpara de noche. No sé por qué tenía la extraña sensación de haber estado allí antes

— No olvides el jugo—Habló el pelirrojo pasándome la tasa que contenía  el anaranjado líquido

Di un breve sorbo mientras lo miró de reojo

—Ya terminé —Anuncié moviendo a un costado la bandeja —Ahora quiero respuestas —Intenté sonar lo más seria que podía. Pero no tiene mucho resultado

— Este bien pequeña, pregunta lo que quieras

— ¿Cómo llegue aquí?

Gabriel suspiró y me miró serio

— Te desmallaste en la puerta de tu casa, tus padres no estabas así que te he traído aquí. No sabes lo mal que lo pase al ver que no despertabas

— ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?

— Unas… setenta y dos  horas aproximadamente

Mis ojos se abrieron como platos al oír las cifras. Todos debían estar como locos buscándome o pensando que algo malo me había pasado

— Debo irme ahora

Rápido y con algo de dificultad me puse en pie intentando caminar hacia la puerta. De manera inmediata la figura masculina de mi amigo se interpuso en mi paso

— No irás a ningún lado—Agarró mi mano y me quede helada

Sus ojos solo reflejaban un inmenso vacío. El chico dulce que siempre había sido no estaba y por primera vez esa sensación de protección que me daba desapareció, transformándose en miedo. Miedo de la persona que estaba frente a mí. Este no era Gabriel y eso me preocupaba



Wenas  cositas bellas ^^ aquí les traigo el capítulo..espero q les guste :). Muchas gracias a todos por su cariño y por todo el amor que me brindan en este momento de dificultad.. en serio muchas gracias

 en serio muchas gracias

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