capítulo #4

12.7K 480 83
                                    

Anna

Aplasté mi cabeza con fuerza sobre la almohada intentando que el dolor parara y que todo a mí alrededor dejara de dar vueltas. Llevaba solo quince minutos despierta, pero ya había maldecido a Emma mínimo en cuatro idiomas diferentes, y aunque en parte, también era mi culpa, si no hubiera sido por las constantes insistencias de mi mejor amiga yo no estaría con los terribles mareos y el dolor en cada pequeña partecita de mi cuerpo. Nunca debí haber ido aquella dichosa fiesta, nunca debí beber, y nunca debí haberme ido con...

La sangre se me congeló y los vagos recuerdos de la noche anterior aparecieron como imágenes de una película en mi mente. Neha sobre mí, sus labios, mis gritos, la sangre y después. Nada. No recordaba nada más. Me revolví entre las sábanas intentando recordar, sin embargo, el dolor en mi cabeza no quería colaborar y las náuseas tampoco eran una muy buena compañera.

Con cuidado intenté sentarme en la cama, llevé las manos a mi cabeza y comencé a sobar mis sienes mientras mis ojos luchaban por adaptarse a la claridad.

¿Por qué demonios había tanta luz?

-Buenos días, nena.

El grito abandonó garganta en el preciso momento en el que su voz algo ronca escapó de sus labios. El chico sentado justo a mi lado sonreía con descaro mientras sus ojos me recorrían sin pudor alguno. En un acto reflejo agarré las sábanas con rapidez y miré debajo de ellas quedando horrorizada al notar que solo llevaba las bragas y el sujetador.

- ¿Qué pasó? ¿Te comió la lengua el gato?

- ¡¿Cómo llegué aquí, dónde estoy?!-Chillé histérica presionando la sabana contra mi pecho con fuerza- ¡¿Dónde está mi ropa?!

-No recuerdas nada de lo de anoche, ¿verdad?

Su tono burlón y la sonrisa felina en su rostro hicieron que un leve sudor se escurriera por mi espalda baja. Los recuerdos volvieron a llegar como pequeños destellos fugaces. Podía verme a mi casi inconsciente siendo cargada por él en brazos, después yo quitándome la ropa, él intentando detenerme, yo riendo como idiota mientras me aproximaba hacia él semidesnuda. Y de nuevo nada, más lagunas, más preguntas sin resolver.

- Parece que al fin as empezado a recordar-Se acercó más a mi rostro provocándome un colapso mental-Siempre supe que las calladitas eran las más atrevidas, pero tú-Rio bajito-Nunca pensé que sabias hacer ese tipo de cosas con la boca, Anna.

Morí, literal, mi alma abandono mi cuerpo en aquel momento.

Aquello no podía estar pasándome a mí, llevé ambas manos a mi cabeza y comencé a negar una y otra vez. Cerré los ojos con fuerza, respiré hondo. De seguro todo era un sueño y nada era real, solo necesitaba despertar de la pesadilla y estaría en mi cama, con mi pijama de pocoyo. Volví a abrir los ojos notando como el chico frente a mi me observaba como si estuviese completamente desequilibrada. No, no era una pesadilla, aquello era real.
Jodidamente real.

- ¡Oh Dios mío, mis padres van a matarme!

Una enorme carcajada retronó por toda la habitación, a mi lado, el chico de intensos ojos añil reía como si su vida dependiera de ello, dejándome con muchas más dudas que al principio.

-Tranquila, no es nada de lo que tu sucia cabecita esta pensando.

- Entonces anoche tu y yo...

-No pasó nada entre nosotros-Sentenció.

-Según tú nada paso anoche, ¿verdad?-Repetí intentando asimilar toda la información. Él asintió. -Entonces ¿Por qué no tengo ropa? y ¿Por qué mi último recuerdo es tan...-Pasé saliva antes de continuar sintiendo como mis mejillas se tintaban de rojo-Poco decente.
El suspiró y cruzó sus largas piernas un encima de otra.

Tan Solo Una Mirada ( Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora