capítulo #16

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Capítulo 16

Anna

Quedé impresionada al verme reflejada en el espejo: el maquillaje resaltaba a la perfección cada facción de mi rostro, me daba un aire de elegancia y clase sin dejar de verme natural.

El vestido de encajes bordados marcaba mi figura. Las pequeñas piedrecillas de colores brillantes que lo adornaban le dotaban un toque fino, y su tela traslúcida aportaba un toque atrevido y picante.

De pronto, escuché unos suaves golpes en la puerta de mi cuarto. Suspiré y tomé el pomo de la misma para abrirla: mi padre lucía realmente guapo.

—Creo que me han robado el corazón —bromeó—. Te ves hermosa, pequeña —. Él rió y tomó mi mano.

—Papá, ya no soy tu pequeña —resoplé.

—Sí que lo eres. Llevas tacones, ¿verdad? —. Yo asentí —. ¿Lo ves? Incluso con tacones sigues siendo pequeña.

—¡Papá! —bufé, ambos reímos.

—Nos harás tanta falta… —. Noté cómo sus ojos comenzaron a cristalizarse.

—Los extrañaré demasiado a ambos —dije, mientras lo abracé con fuerza.

—Promete que llamarás cada semana y vendrás a visitarnos.

—Claro que lo haré, papá. Ustedes son lo más importante para mí después de todo —dije, entre lágrimas.

—No llores, cariño—sonrió, y secó mis lagrimas con el dorso de su mano —. Tú también eres lo más importante en nuestras vidas —. Besó con suavidad mi frente —. Siempre amaremos cada uno de tus defectos y virtudes porque eso te hace la especial e impresionante personita que eres, Anna. Recuerda que somos seres humanos y a veces nos equivocamos, hasta yo mismo he cometido errores. Pero lo importante es saber reconocer lo que has hecho mal para no volver a repetirlos. Esto es un consejo que te doy como padre, cariño. Nunca lo olvides —. Asentí con firmeza.

—Bueno, dejémonos de sentimentalismos. Hay una boda que realizar y la novia no puede llegar tarde, ¿verdad?

***

El momento había llegado. Ahí estaba yo, frente a las puertas de la iglesia acompañada por mi padre, que no dejaba de sonreír. A mí sólo me quedaba fingir la misma felicidad que expresaban quienes me rodeaban.

Respiré profundo, me tomé del brazo de mi padre, y cruzamos el umbral. La música sonaba, el lugar estaba repleto de invitados. Mientras nos adentrábamos, pude reconocer varios rostros entre la multitud: en una esquina estaban Marlín junto al pequeño Ian, incluso la tía Madison había asistido a la ceremonia.

Volví a concentrar mi vista al frente, justo en el hombre que vestía un traje azul marino. Su cabello azabache estaba peinado perfectamente hacia atrás, y como siempre mantenía esa arrogante sonrisa que quisiera borrar de su cara. Justo a su izquierda se ubicaban los padrinos, Nicolás y Natasha. Debo admitir que a pesar del corto tiempo que compartimos, Natasha se había convertido en una gran amiga para mí, de esas a las que le puedes contar todo; esas que te invitan a tomar batidos de helado en las tardes calurosas y con la que hablarías de chicos guapos mientras suspiras. Esa era la clase de amistad que cultivamos.

Me paré cerca del altar, justo al lado de Adam. Papá entregó mi mano y se sentó junto a mi madre en la primera fila. El sacerdote comenzó a hablar, y en cuestión de segundos mi mundo se detuvo. El pelinegro se acercó lentamente a mi oído y susurró unas palabras:

—Estoy deseando ver qué llevas bajo ese vestido, princesa —. Tan sólo le dediqué una mirada asesina.

—Eres un cerdo —, solté en voz baja.

—Oinc, Oinc, cariño —río, y dos hoyuelos se marcaron en sus mejillas. Puse los ojos en blanco y continué escuchando las solemnes palabras del cura, quien finalizaba su discurso recitando la tan emblemática frase: "si alguien se opone a esta unión, que hable ahora o calle para siempre".

Y siéndoles sincera, deseé con todas mis fuerzas que Gabriel entrara por la puerta y detuviera esta locura, pero a veces las cosas no resultan como queremos ¿verdad?

Nadie entró. Nadie detuvo el casamiento, y en menos de un parpadeo ya tenía la alianza en mi dedo anular. Ya estaba casada.

Gabriel

Minutos antes de que la boda empezara, me encontraba frente a la casa de Anna. Había tomado el valor suficiente para cruzar la calle y preguntarle qué era lo que en verdad le sucedía, pero en ese momento la vi salir con su padre del brazo. Ella sonreía, se le veía tan feliz y hermosa vistiendo de blanco… eso me hizo dudar, quizás estaba siendo muy egoísta; quizás lo mejor era dejarla ir; quizás era mejor olvidarla...

Di otro trago a la botella de vodka. La música sonaba fuerte y mi cabeza estaba a punto de estallar. A estas horas ella debería estar casa y muy feliz con su flamante esposo.

—Sabía que esto terminaría mal —. Agarró la botella y la llevó hasta sus labios pintados de rojo carmesí.

La miré de reojo y le quité la botella de sus manos para darle otro sorbo.

—¿No crees que has bebido mucho ya? —. Su ceño estaba ligeramente fruncido.

—¿Y qué esperas, Emma? ¿Verme saltando en una pierna al ver a la mujer que amo casarse con otro hombre? —solté con amargura —. Al menos escogió a alguien mejor.

—Gabriel, yo siempre te he querido... aún te quiero y mucho, si tan solo me dieras una oportunidad te demostraría que soy mucho mejor que ella en todos los sentidos. Déjame ayudarte a olvidarla —. Sujetó mi mano y la paseó por sus muslos.

—Siempre he sabido lo que sientes, pero yo sólo la amo y la amaré a ella, aunque ya la haya perdido para siempre —. Aparté mi mano para agarrar la botella otra vez.

—¿Y si te dijera que Anna no ama a Adam?

Miré extrañado a Emma: —¿Qué estás diciendo? ¡ella misma me dijo que lo quería a él!

—Conociéndola como la conoces, ¿no notaste que mentía? Vaya, qué decepcionante.

—Si sabes algo que yo no sepa sólo dímelo y no des rodeos, Emma.

Ella se acercó a mi oído: —todo tiene un precio, Gabriel —susurró—. ¿Estarías dispuesto a darme lo que yo quiera por la información?

—Haré lo que quieras.

Se despegó de mí, y se cruzó de piernas antes de comenzar a hablar.

—Anna se casó con Adam pasa salvar a sus padres, y para salvarte a ti. ¿O crees que el accidente que tuviste fue normal?

Quedé pasmado. Sabía que mi accidente no había sido casual, incluso lo estaban investigando. Pero nunca se me cruzó por la mente que fuera a causa de Adam.

Al ver mi cara de asombro prosiguió:

—La tenía amenazada, además es uno de los mayores socios de su padre. Si lo abandonaba, la empresa caería en la ruina total.

Ya todo tenía sentido: el porqué de su cambio repentino y la necesidad de querer alejarme, estaba intentando proteger a su familia e incluso a mí. Cómo pude ser tan ciego.

—Recuerda que me debes algo a cambio.

—Te doy mi palabra, pon tu precio.

En su rostro se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja, y acarició mi pecho con ambas manos, con suavidad, mientras mordía sus labios.

—Pasar una noche contigo, Gabriel. Eso es lo que quiero.




Weno weno weno del paraweno xD cositas bellas espero que les gustara el capítulo 

Los quiero mucho y como siempre disculpen la demora (●__●) mi situación no es la mejor pues como e dicho vivo en cuba y aqui la situación con el internet es difícil ... asi que ago hasta lo imposible para poder enviarles estos capítulo pero lo ago con todo el amor del mundo

Los quiero mucho mucho

Tan Solo Una Mirada ( Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora