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Rubén:

Las mañanas de los lunes eran las que más me hacían mierda, pero en este momento de mi vida iba a la escuela por una única razón. Por él.

Agradecí de no haber escuchado la voz de mi madre en el rato donde estuve poniéndome mi ropa cómoda y haciendo la mochila para el día, o a mi hermana pequeña llorando.

Mis pasos fueron automáticos hacia la prepa. Los pasillos se encontraban ni tan llenos, pero ni tan vacíos. Estaban los típicos grupos hablando, alguna que otra pareja coqueteando, otros usando solos sus móviles. El día parecía ir de lo más normal.

Me senté en mi lugar al llegar al salón el cuál estaba medio vacío, solo unos pocos habían llegado. Por primera vez, llegaba medianamente temprano a la escuela.

Mataba mi tiempo en Twitter en lugar de ver si había alguna tarea, pero mi felicidad se había visto interrumpida cuando una silueta me tapó la luz del salón

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Mataba mi tiempo en Twitter en lugar de ver si había alguna tarea, pero mi felicidad se había visto interrumpida cuando una silueta me tapó la luz del salón. Levanté mi mirada, y desde ahí que no quise saber nada de nadie.

—¿Qué se te ofrece, Mangel?—

—¿Muy a gusto con tus nuevos amigos?— Preguntó cruzado de brazos —¿Tan fácil se te hizo reemplazarme?—

Di un suspiro intentando tener paciencia con esta gente la cuál no quería ver, ni hablarle, ni tocarle, nada de nada.

—Supongo. — Respondí fríamente y lo miré —Escucha, Mangel, no quiero problemas, ¿Vale? Haberle pegado a Auron tal vez no estuvo del todo bien, lo admito, así que si vienes por eso, ya está, seguro querías escuchar mi arrepentimiento.—

Alzó sus cejas mostrando indiferencia y se sentó en mi banco. Sentí mucha molestia, ahí era donde yo dormía, ahora no quería que los germenes del pantalón de Mangel estén sobre mi segunda cama.

—Podrás haber dejado de ser amigo de Luzu y Auron, pero no de mi.—

No me esperaba sus palabras a decir verdad. Lo notaba diferente, como si sus energías se acabaran.

—¿Qué dices, Rogel?—

—No es lo mismo sin ti. Literalmente todo es más silencio incómodo que risas como antes. No lo sé, es extraño. No pido que vuelvas ni mucho menos, solo que no dejes de hablar conmigo aunque sea. Somos mejores amigos, ¿Lo olvidas?—

No me esperaba para nada esas palabras de su parte. Es cierto, había tenido problemas con todos menos con Mangel, y de hecho intentó detenerme cuando quise darle una ostia a Auron ese día, aunque claramente resultó en vano.

—Uhm, Mangel, ¿A que viene todo esto? No hemos hablado en casi tres semanas.—

—¿Qué más da, tío? He querido hablarte más de una vez, pero los chicos no me han dejado. Quería que lo sepas antes de que llegaran.—

Más allá del síndrome ➵ Rubckity.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora