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Rubén:

—Alex lleva dos faltas, osea literalmente acaba de arruinar su asistencia perfecta desde primer año.— Dijo Iván revolviendo su comida.

Mangel e Iván hablaban como si nada, pero yo me estaba muriendo de los nervios. Alex nuevamente había faltado a la escuela, y presentía que algo no iba bien con él.

—Pues que raro, ¿No? Pensaría que se ha enfermado o algo.— Respondió mi amigo español.

—Para mi que tuvo algún turno con el terapeuta o algo.—

—Ni va a terapia, Iván.— Respondí sin ganas, dejando a un lado mi bandera de comida.

—Calmado, compañero.— Dijo Mangel sin pronunciar demasiado la D —Que faltan pocas horas para irnos. Anda, que es viernes, y no hay tareas.—

En eso, una persona tapó la luz que venía de la gran ventana del comedor. Levanté la mirada, y las cosas estaban siendo aún más extrañas.

—¿Todavía puedo sentarme aquí?—

—Pensaba que te habías olvidado de nosotros, Ari.— Dijo Iván, feliz de verla —Obvio, todavía sos parte.—

¿Qué hacía aquí? Creía que el gilipollas de su novio le había lavado el cerebro para que se alejara de nosotros. Se la notaba incómoda por alguna razón, pero supongo que es por el tiempo sin nosotros.

—¿A que se viene esta inesperada visita?— Pregunté todavía sin mucho interés en la situación.

—Me arrepiento de haberme ido sin avisar, les juro que no quise hacerlo.—

—¿Te fuiste por Juan?— Preguntó Iván. Miré a Mangel unos segundos y se notaba que quería un contexto.

—Si...— Suspiró —Agh, estuvo tan histérico por lo de ustedes, Rubius, que no paraba de hablarme de eso. Me dijo que me alejara de ustedes porque no eran una buena influencia.—

—Que gilipollas... Una cosa tan pequeña puede tener tanta maldad.— Solté —Pero por lo menos estás aquí, ¿Pero que ha pasado con Juan?—

—Nos dimos un tiempo.— Respondió con toda la calma del mundo. La pareja que nunca pensé verlos separados, pues, lo estaban ahora.

—¿¡Cómo!?— Mangel ya había entendido todo.

—Ari, no tenías que hacerlo...— Me sentía culpable por alguna extraña razón.

—Lo amo, pero es muy inmaduro. Le dije que mientras reflexione, nosotros estaremos separados. Ya no quiero que les haga daño, chicos.—

Se la veía tan mal, y era obvio que quería acercarse a nosotros, a veces nos miraba desde lejos. Me sentí mal por ella, así que le ofrecí mi mano, y ella la tomó.

—No es tu culpa, Ari. Siempre serás la mejor amiga que alguien podría desear.—

Al escucharme, se le formó una sonrisa reconfortante, y mi rostro no pudo evitar hacer lo mismo.

—Y además, tenemos un nuevo integrante.— Solté la mano de Ari y abracé a Mangel quien estaba a mi lado.

Estaba bastante feliz de conocer a mi amigo, le dijo que lo ha escuchado en los videos que solíamos hacer de GTA con nuestros anteriores amigos y que le parecía muy tierno. Esta chica siempre está llena de buenas vibras, la quiero mucho.

Cada que podía durante el día, le marcaba a Alex para saber como estaba, pero no contestaba mis mensajes ni mis llamadas. Debió haberse quedado dormido otra vez como hace unos días, tal vez está cansado del estudio. No lo culpo, todos lo estamos.

Más allá del síndrome ➵ Rubckity.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora