29

2.1K 268 226
                                    

Rubén:

—¿Todavía falta?—

—Solo pégale una limpiadita al estante de ahí y ya podrás venir al mostrador.—

Leo me tuvo limpiando los estantes por lo menos una hora y media sin parar. Ese día las ventas estuvieron bien, y lo que ganaba en el trabajo me servía para comprar mis cosas y cosas para Alex, como merch de Minecraft, de patitos o algunas gorras. Hace unos días le regalé un gorro azul oscuro de Adidas y desde ese día no se lo ha quitado.

Cuando terminé, fui hacia el mostrador y me senté cansado en la silla. Faltaban 30 minutos para cerrar y solo le pedía al universo que no llegaran más clientes.

—¿Todo en orden con Alex?— Preguntó Leo con su lata de cerveza —Hace tiempo no lo veo por aquí...—

—Oh, de puta madre.— Mis ánimos volvieron —Es el chaval más guapo que he visto en toda mi vida, sus labios, sus ojos, su cabello, sus manos, su cuello... Agh, todo en él es hermoso, ni hablar de cuando juega al Minecraft, mueve tan rápido sus dedos en el teclado jugando Skywars que es demasiado atractivo para mí ser.—

—Oye, calma...— Se echó a reír —No esperaba eso, pero me alegro que todo esté yendo fenomenal.—

—Ni se diga, cada día va mejorando más en todo...— Sonreí de oreja a oreja. —¿Y a ti como te va? ¿No haz conseguido novia?—

—No necesito una novia, estoy bien así, soltero, sin hijos, con un gato y una casa que me alcanza para mi, vendiendo videojuegos...— Le dio un sorbo a su lata —Ah... Que hermosa es la vida.—

Iba a descansar hasta cascabel de la puerta hizo ruido sin esperarlo. Levanté rápidamente mi cabeza y para mí dulce sorpresa vi a un hermoso chico tocando tres veces el marco de la puerta antes de entrar.

—¡Mira quien anda ahí!— Leo también se puso contento dejando su lata de cerveza en el mostrador y yendo a darle un abrazo a Quackity.

—M-Me aprietas...— Alex tensó sus manos con una expresión de desagrado.

—Nohombre, justo hablábamos de ti.— El mayor me miró —¿A que si?—

—Leo...— Mis mejillas se enrojecieron de la vergüenza. Sentí la misma pena que cuando tus tías te preguntaban en la cena familiar "¿Y la novia?", y ahí ibas tu con tu homosexualidad de closet.

—Mmm, quería saber si tienes el juego Rime.— No pareció darle demasiada importancia, como siempre yendo al punto —Lo busqué en otros lugares y pues, no lo tienen.—

—Rubén...— Leo levantó sus cejas un par de veces solo para tocarme los cojones un rato.

—Andamos payasitos, ¿Eh?— Murmuré levantándome de mi asiento y yendo a buscar el videojuego.

—Respeta a tu jefe, Doblas.— Dijo en tono burlón. —Mientras buscas el juego ese, iré a ponerle comida a mi gato que se le acabó esta mañana.—

Escuché los pasos de sus zapatos subiendo las escaleras y en cuestión de unos momentos revolviendo un poco la estantería, lo encontré nuevito.

—Es tu día de suerte, cariño.—

Sonrió satisfecho y lo tomó de mis manos cuando se lo ofrecí.

—Eres el mejor, Rubius.— Me miró con sus tiernos ojos, enchinados por su sonrisa.

—Aw, solo hago mi trabajo.— Me hice un poco para adelante y le di un pequeño beso en la frente, aprovechando nuestra diferencia de altura. —Oye, hoy es lunes de Roblox, ¿Te apetece jugar? No tenemos tareas, ya sabes, últimas semanas...—

Más allá del síndrome ➵ Rubckity.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora