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Alex:

—Tú investigación es digna de una tesis final de la universidad, joven.— Dijo la maestra encantada —Tienes un 100%.—

Me dio mis 15 hojas de la tarea y yo solo sonreí con la cabeza baja. Me senté en mi asiento, escuchando algún que otro "Era obvio".

—Vaya, Alex. Eres el único que obtuvo un 100%. Yo solo obtuve un 85%.—

—También es una buena nota, Juan Granizo. Sólo que...—

—Si, tú hiciste como 15 hojas, yo 3.—

Agarré la tarea de mi amigo y la leí rápidamente.

—Pues está muy bien y completo, yo te hubiese puesto más nota.—

Por suerte era la última hora del día. La semana que viene tendríamos exámen de historia, por ende hoy también estudiaría.

Todos los estudiantes salían de sus aulas directo a la salida de la institución. Como siempre, yo estaba un poco abrumado por la cantidad de personas, pero me he acostumbrado con el tiempo.

Cuando salí de la escuela, por fin respirando aire limpio y no a los estudiantes con olor a sudor y a podrido. Me despedí de Juan, Iván y Ari, y procedí a hacer mis 8 cuadras diarias para ir a mi casa.

—¡Espera, Alexis!—

Me di media vuelta, y resultaba ser él. Ese estúpido. Perdón por la palabra.

—Que no me llames Alexis, Ruben.—

—¿Te he dicho que me da igual? A mi tampoco me gusta que me llamen Ruben.— Dijo con su típico tono divertido pero tratando de ofender —Vamos, que tu casa queda como a una cuadra de la mía.—

—¿Eh?—

¿Desde cuando vive tan cerca mío?

—"¿Ih?"— Imitó lo que dije —Vamos, que me pierdo el partido del Real Madrid por tu culpa.—

Empezamos a caminar los dos, él dando pasos normales, yo dando pasos un poco tontos. Había un silencio algo incómodo, pero esta sería mi oportunidad. Mi psicólogo Smith dijo que debía trabajar en "Iniciar conversaciones."

—¿Porqué no te gusta que te llamen Ruben?— Pregunté de la nada.

—Andamos preguntónes.— Respondió.

—No, pues... Quería iniciar conversación, nomás. Mi terapeuta dijo que tenía que trabajar en eso.—

—Vale...— Rió burlándose —¿A mi que?—

—Solo intentaba...—

Me rendí en mitad de la oración y miré al suelo avergonzado, mirando mis piernas y pies caminando por la calle.

¿Así iban a ser todos los días? Con razón, Ruben siempre iba por otro camino, tal vez para no ir conmigo y que la gente de la prepa lo vea raro, con gente como yo, neurológicamente desordenados.

—Mis amigos me llaman Rubius.— Dijo minutos después de haber otro silencio incómodo.

—¿Rubius?—

—Eh, tú no me llamas así, no eres mi amigo.—

—Perdón, perdón...—

Escuché que se había reído, pero no sabía de qué.

—Es que así será mi nombre en Twitch. Así me llamará todo el mundo. Las fangirls gritarán "¡Rubius, una foto!" y los chicos "Rubius, ¿Hacemos una serie de Minecraft?"—

Tenía sueños interesantes. Como lo que yo quería.

—Es bueno ese nombre...— Respondí a secas.

—Ajá, lo sé.— Dijo orgulloso —Fue por un juego de palabras, ¿Sabes lo que es, verdad?—

Más allá del síndrome ➵ Rubckity.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora