Capítulo 5

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Después de contarle todo lo que me había pasado, incluso lo de la casa de Sam, se quedó un rato en silencio. Yo creo que como procesándolo todo. Porque oye, era mucho que procesar, ¿no? Es decir, le había contado que un ente extraño había matado al que fue mi mejor amigo, que ese ente me había estado acosando desde entonces, y que incluso había llegado a poseer a otra chica. Vamos, lo raro es que no se levantara y se fuera. Pero no. Se quedó. Se quedó y escuchó.

—Y dices que tu amigo... Quim... ¿habló a través de esa chica?

—Sí. O eso creo.

—Uhm. Podría ser una trampa del Fantasma de la Lluvia. O quizá realmente Quim esté atrapado en una especie de limbo y no sepa cómo salir. Eso es nuevo —reflexionó.

—¿Quim? ¿Atrapado?

—No lo sé. Son solo teorías. Oye, no llevo nada encima. ¿Te importaría... invitarme a un frapuccino de eso, porfa?

—¿No tienes dinero?

—Peladísimo —sonrió.

—¿Uno de fresa? —suspiré.

—Sí, pero recuerda no decir tu nombre, ¿eh?

—¿Y puedo decir el tuyo? —pregunté, y le pilló por sorpresa.

—Uhm, supongo que sí, ya que no lo estoy pidiendo yo. Pero claro, me lo voy a beber y... No. Di otro nombre. No me la quiero jugar.

—Vale. —Tío, un poco paranoico sí que era.

Me levanté de la mesa y fui hacia la barra para pedirle un frapuccino a Dani. Le miré de reojo y vi cómo apuntaba algo como un loco en su ordenador. Creía cada palabra que le había dicho. Mejor. Necesitaba a alguien así si quería desentrañar todo el misterio.

Cuando volví, me sonrió y cogió la bebida de mis manos. Quitó la pajita de papel y metió una suya de metal que llevaba guardada en un bolsillo de su mochila.

—Odio las pajitas de papel. Se me deshacen —afirmó y dio un buen sorbo a su frapuccino. Sonoro e intenso —. Vale. Esto es lo que sabemos hasta ahora. Primero, solo mata cuando llueve en verano. Curiosamente, las muertes de las que tenemos conocimiento han sido todas en los meses de junio y julio, y solo una en agosto. Segundo, solo mata a una de las dos personas que se encuentra, y las víctimas siempre iban en parejas. Nunca solas o en grupos grandes. No. Solo dos. Tercero, y tú has sido el primero en contarlo, la influencia del Fantasma de la Lluvia dura varios días. Como si tratara de volverte loco. Apariciones y demás.

—Sí.

—Pues yo diría que tenemos mucho, ¿no? Esto es de primero de espíritu vengativo —sonrió y dio un nuevo sorbo a su bebida —. ¡Ah! Y otro dato importante: siempre mata en un puente. O en algo similar. Un puente, un túnel.

—¿Y de qué nos sirve todo esto?

—¡Uy! ¡De mucho! Dios, esto está buenísimo —dijo, relamiéndose.

—¿Y qué pasa con Quim?

—Bueno, eso ya es un tema aparte. Sí que hay veces que cuando te mata un espíritu o un demonio, tu alma va a parar a una especie de... limbo, llamémoslo así. ¿Crees en el alma?

—No lo sé.

—Si Quim está atrapado ahí, en ese sitio... uhm, no sé si seremos capaces de sacarle.

—¿En un sitio? Qué quieres decir. ¿Cómo el mundo del revés de Stranger Things?

—Pues fíjate, que podría ser algo parecido. El problema es que aquí el cuerpo de Quim ha muerto, ¿sabes? Quizá solo estemos hablando de salvarle su alma. No tengo ni idea.

Bajo la lluvia (en pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora