Capítulo 13

206 31 24
                                    




Hoy es el cumpleaños de Carmen. No me apetece mucho ir, las cosas como son. Bueno, no me apetece ir porque me dan pereza los cumpleaños, siendo sinceros. Pero cuando uno tiene 14 años, pues yo qué sé. Al final acaba haciendo cosas que no le apetecen y luego se lo pasa bien. Soy especialista en ello. Aunque vayamos a lo importante, que sé que es lo único que queréis saber. Sí. Va Leo al cumple. No tengo muy claro cuándo he empezado a sentir por él lo que siento. Es decir, somos amigos de toda la vida. Desde preescolar. Siempre ha estado a mi lado. Conozco a su familia. Él a la mía. Es que... no entiendo mi vida sin él conmigo. Y, no sé, pero puede que sea desde que tengo 14 años. ¡Qué sé yo! Pero me gusta. No. No me gusta. Estoy enamorado de él.

Enamorado. Qué palabra más grande. Más... a ver, abarca todo. LO ABARCA TODO POR COMPLETO. ¿No creéis? ¿De cuántas personas podéis decir que estáis enamorados? ¿O que lo habéis estado? Yo, a ver, tengo 14 años, así que mi vida por ahora viene siendo bastante corta. Pero sí. Estoy seguro. Yo, Quim Ayala, estoy enamorado de Leo Castro. Lo tengo clarísimo. ¿Y qué mejor momento para decírselo que durante el cumpleaños de Carmen?

A ver, sí, somos mejores amigos, pero hay un problema y es que creo que él no es gay. Nunca me ha dicho nada, ni me ha dado pistas. A ver, hasta hace poco yo tampoco lo sabía sobre mí. Puede que Leo haya sido el primer chico al que he visto así. Es decir... a ver, me da vergüenza, pero sexualmente, ¿sabes? Le he visto desnudo. Mil veces. Pero ahora, pensar en ello, hace que... bueno, que me excite. Sí. That's it.

Así que, quedé con él para ir al cumpleaños de Carmen. Los dos hemos llegado super pronto. Le llevamos unas tazas de Mr. Wonderful (las ama, yo las odio) y un libro raro, de esos que le gustan. Ni me sé el nombre. En el cumple está Carmen, obvio, que para algo es su casa. Está Sam. Pero también David, un chico de mi clase, Álvaro, Carlos y Eloy. Vamos. Que somos unos cuantos.

—¡Al fin! —nos dice Carmen nada más vernos —. Ya pensaba que no veníais.

—Toma —digo, sin saludar ni nada. Es decir, ni digo hola y ya le estoy dando sus regalos.

—¿Para mí? ¡Gracias! —y me quita las tazas de las manos, y el libro de las manos de Leo.

VALE. EL CUMPLE VA BIEN. Así como divertido. Sin padres. Eloy ha traído tequila de su casa, así de repente. Se llama Río Grande. Eso debe de ser la muerte. Creo que yo no lo voy a probar. Pero no puedo dejar de mirar a Leo. En serio, estoy como obsesionado de repente. Lo único que quiero es que esté conmigo y que me mire solo a mí. ¿Estoy enfermo?

Nadie sabe que soy gay. Nadie en todo el colegio. Nadie en la fiesta. Ni siquiera Leo. Pero quiero decírselo. Quiero hablarlo con él. Porque le voy a decir que me gusta, que me encanta, y que seamos novios. Estoy temblando. ¿O es que hay un terremoto en medio de Madrid?

—¡A ver, de qué queréis las pizzas! —chilla Carmen.

Estamos todos sentados en su salón, con la música a todo volumen. Yo estoy sentado frente a Leo, que está entre Eloy y Álvaro. Hablando de sus movidas. Yo estoy al lado de Sam.

—¿Por qué no hacemos un concurso de karaoke o algo así? —propone Sam.

—¿Y las pizzas qué?

—Pide las que quieras, tía —le responde Carlos y todos nos echamos a reír —. Me interesa el concurso de karaoke.

—¡Pero si no sabes cantar! —dice Leo y me guiña un ojo.

—¡Mejor! ¡Tengo una idea mucho mejor! —grita Sam, se levanta del sillón y echa a correr fuera del salón.

De pronto, se apagan las luces de la casa y, al segundo, alguien enciende una linterna. Alguien no. Sam.

Bajo la lluvia (en pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora